Entrevista a Juan Astray - El impacto psicológico de la guerra 4n4556

Madre, mi madre me pegaba bofetones con la mano abierta y me dolía más que los de mi padre, y no pasa nada.

Que no quiere decir que la violencia esté bien para un niño, no estoy diciendo eso, pero que para la legión no sirve todo el mundo.

Encontré yo a una niña con 4 o 5 años decapitada, maniatada, los pies atados y con un crucifijo en sus partes, y decapitada con 4 o 5 años que tenía, me pedían 8 meses de prisión, y al final mi abogado me dijo que con dejón no renovar era suficiente.

Entonces yo ahí pillé depresión, yo pillé cuando salí del ejército después de 6 años, yo pillé depresión.

Pero realmente a mí ver a un niño con la cara llena de sangre porque ha explotado, me da igual que sea palestino o que sea israelí, ya desde pequeñito le inculcan que morir no es nada malo, que no te vas a ir de aquí, que te vas a un sitio mejor.

Entonces ellos ya, por eso nos llaman los novios de la muerte, los legionarios, porque nos inculcaron que no tengamos miedo a la muerte.

¿Por qué? Porque si no, nunca te puedes enfrentar a una mente tan sólida, tan férrea, como la de un musulmán.

O sea, un musulmán te va a decir, yo no tengo miedo a morir.

Bueno, bienvenidos a un capítulo más, ya la tercera entrega. Creo que poco a poco voy perdiéndole el respeto al formato.

Y bueno, yo hoy estoy aquí con Juan Astray, que es un conocido... Bueno, voy a preguntarte ahora por qué tú te presentes, pero para ubicarlo a la audiencia, un exmilitar y excombatiente. Y hoy precisamente vamos a hablar de esto, vamos a hablar de qué implicaciones o cuál es la lectura que podemos ver a nivel de procesos psicológicos en las experiencias de combate.

Y sobre todo, como siempre digo, esto no es simplemente una entrevista, sino que es un diálogo en el que utilizaremos la experiencia personal de mi invitado y lo mucho o poco que yo sé de psicología para poder dar una visión completa del tema y ir no solamente a la etiqueta, en este caso de soldado, sino también ver a la persona detrás de todo ese proceso. Así que sin darle más vueltas, hola Juan, ¿qué tal? Encantado, muchas gracias.

Muchas gracias por venir aquí. Bueno, he hecho una referencia muy ligera, pero creo que lo justo y lo de derecho es que tú te presentes. ¿Quién es Juan Astrae? Bueno, pues Juan Astrae es un chico que nació en Barcelona hace ya 45 años. Y bueno, me he criado en un barrio de clase media obrera, bueno, más bien baja, y bueno, y orgulloso de ello. Estudié, era Educación Básica. Luego me fui muy jovencito al Ejército, con 18 años me tocó el Servicio Militar Obligatorio. Era el penúltimo año que se hacía, era la mili obligatoria, el Servicio Militar Obligatorio.

Y yo lo realicé y nueve meses, jugué bandera y demás, y luego ya hice un examen para pasar a soldado profesional.

Entonces yo tenía 18 añitos y ya una vez que firmé como soldado profesional un contrato de dos años, más los nueve meses que ya había hecho, los primeros seis meses de soldado profesional ya me preguntan si estoy interesado en ir a Bosnia.

Pues fui el único de mi promoción que fue a Bosnia, a Mostar en concreto, porque faltaba uno que querían elegir y a mí como me gustaban mucho las maniobras y el deporte y demás, pues los sargentos me tenían bien visto dentro de la mala vida que yo podía llevar en aquellos momentos, porque bueno, también vengo de una familia desestructurada.

¿Cómo no hablaremos de eso? Sí, entonces también tengo una infancia difícil, entonces quieras que no, pues a mí la ilusión y el orgullo de tener ejército lo era todo.

Entonces yo me sacrificaba, lo que me tenían que sacrificar, y de hecho yo lo hacía a gusto, o sea, yo venía de maniobras con los codos sangrando y me daba igual, y eso lo valoraban mucho.

Sin embargo, cuando salía de las puertas para fuera del cuartel, pues bueno, como todo joven, bebía alcohol, fumábamos, nos peleábamos, entonces me arrestaban, y vi que aquello se me quedaba pequeño y me fui a la región, porque era más operativa, porque mi ilusión siempre fue estar en la región, lo que bueno, un capitán de donde hice la mili me intentó convencer y me convenció de quedarme, de probar dos años en la primera unidad que estuve como militar y luego irme a la región.

Y así lo hice, con la suerte de ir a Bosnia tan solo llevando seis meses de soldado profesional, que firmé dos años.

Yo me fui con 18 añitos a Bosnia, estuve seis meses, ya vi, bueno, realmente no era nuestra guerra, no es que ellos pegaron ni un tiro allí, ni nada, pero ya vi cosas, pobreza, niños pasando hambre, casas derruidas, bueno, personas, algún cadáver que otro, vimos, bueno, gente tiroteada o un amago de polvo explosivo.

No fue la guerra activa, pero sí el horror de la guerra, la crueldad.

Y después me fui a la región, estuve tres años en la región, en Melilla, y después ya me fui al sector de Seguridad Privada, porque ya cambiaron el gobierno, y bueno, cada vez que cambia el gobierno, pues bueno, cada partido le mete al Ministerio de Defensa o al Ejército en concreto unas normas, unas leyes, unos cambios, que en aquel momento, pues yo no estaba, no quería...