Entrevista a Elena Moya, directora del FLIM (10-5-2025) 4t3s4p

Estamos muy contentos porque desde hace algunos años parece que hay muchas movidas, no solamente en las ciudades, en las capitales, con respecto a la literatura y a la cultura, sino también nos encontramos con muchas poblaciones, pequeños pueblos que se han puesto las pilas y están trabajando mucho por hacer actividades, por hacer jornadas, festivales, como del que vamos a hablar ahora.

Estamos muy contentos este día porque tenemos a Elena Moya, que es escritora, la directora del FLIM, que es el Festival Literario de Morella, y además es una militante de la cultura no elitista. No sé si te puedes definir así, en grandes términos.

Muy bien, sí.

¿Cómo estás Elena? Pues muy bien, encantada de estar en Barcelona hoy.

Oye, ¿qué pasa en Morella? Bueno, el festival se celebró hace cuatro años, este es el cuarto.

Tenéis también el Morella Negra, que es un festival de unas jornadas de literatura negra, de literatura policiaca.

Parece que un pueblo de la provincia de Castellón, con dos mil quinientos habitantes aproximadamente, parece que se está moviendo mucho el tema de la cultura y el tema literario, ¿no? Bueno, Morella siempre ha tenido una tradición literaria grande.

En Morella teníamos un catedrático de literatura española, Sergio Beser, en la Autónoma de Barcelona, y él era gran amigo de Eduardo Mendoza, era gran amigo de Benet, de Cercas, de los grandes escritores, quizá un poquito más jóvenes, más de la época de Mendoza, pero desde luego de Carmen Laforet, de Carmen Martín Gaite, de toda la Barcelona divina de los años setenta, ochenta, noventa.

Y él murió hace unos años y teníamos el concurso literario Sergio Beser, cuyos premios se dan en la cluenda de la clausura de nuestro festival.

Y Morella es lo que en inglés se llama un market town, una ciudad nexo total, porque está justo en la confluencia entre Aragón, Cataluña y Valencia, todavía en la cuenca hidrográfica del Ebro.

Entonces, desde la época de la Transmancia, las ovejas pasaban por los puertos de Morella, porque es una vía natural comercial, muy natural en España, conecta el Cantábrico con el Mediterráneo.

Entonces, siempre han pasado camiones, siempre ha habido comercio, siempre ha habido intercambio cultural en Morella.

Y lo bueno es que han ido pasando ayuntamientos, pero precisamente el Festival de Morella Negra, que este año ha celebrado su décima edición, son palabras mayores, nosotros somos un poquito más jóvenes, este año es el cuarto, como has dicho, pero esto es la sociedad civil, somos los morellanos, en mi caso de origen, que lo estamos promoviendo y patrocinando.

El ayuntamiento nos ayuda en la capacidad que tiene, que es poquita, porque Morella tiene los problemas propios de cualquier pueblo de la España vacía, tiene muchos compromisos, la gente mayor, el colegio, tampoco está como para ir ayudando a cosas extras, pero sí que nos apoya en la manera que puede y a mí me encanta que sean dos iniciativas, Morella Negra y el FLIM, de sociedad civil y de ganas de ayudar a posicionar a Morella como un destino cultural, eso por una parte. Por otra, el Festival nació como un punto de unión, celebrando la cultura y la literatura como punto de unión en un mundo radicalizado y radicalizándose.

Lo que empezó como un pasatiempo para la gente que le gusta la cultura, que nos gusta leer, yo ahora lo veo cada vez como una necesidad social. Creo que el mundo se está volviendo loco, creo que la gente parece que ya no se hable, o sea, si piensas lo contrario o eres un idiota o es fake news, parece que en la final de la copa del rey, Florentino Pérez no está de acuerdo con los árbitros, no se presenta la cena, los políticos en el congreso ya ni se hablan, entonces esto, pero ¿qué mundo es? ¿Qué ha pasado con el diálogo? ¿Qué ha pasado? Tú piensas ahí y yo pienso, nos sentamos y llegamos a un acuerdo, tú cedes, yo cedo y así el mundo avanza. Entonces yo creo que no es cierto.