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Cuando la noticia es ocultada, muestra los intereses que originan la desinformación global. Comienza Detrás de la Razón.

El doble rasero es la columna vertebral estadounidense para las negociaciones, para los diálogos directos y para los diálogos indirectos también. Y desde luego que las conversaciones indirectas con la República Islámica de Irán no han sido la excepción.

En medio de las conversaciones que, en teoría, buscan un acuerdo nuclear a partes iguales, la istración de Donald Trump busca que Teherán deje de enriquecer uranio, aunque las autoridades iraníes han reiterado y han certificado incluso ante la Agencia Internacional de Energía Atómica que su programa es estrictamente con fines pacíficos. Bienvenidos.

Irán tiene sus propias políticas, sus métodos y sigue su agenda. La prioridad es el progreso de la nación y ello depende en gran medida del programa nuclear con fines pacíficos que posee. Es su línea roja.

Respuesta contundente, el desarrollo iraní no se somete a condicionamiento alguno. Y eso precisamente ha buscado por décadas Estados Unidos, pero no es la primera vez. El juego sucio lo ha resiado en medio de los últimos cuatro encuentros indirectos de este año entre ambas naciones con la mediación de Oman. Ya ocurrió en el anterior gobierno, el del expresidente Brahim Raisi, al que hoy conmemoran en base a su legado un año después de su martirio. El doble estándar es el sello de Washington en toda negociación.

Difiere de la seriedad política iraní. La ambigüedad le puede jugar nuevamente en contra a la istración estadounidense.

Ocho rondas de conversaciones entre los firmantes del Plan Integral de Acción Conjunta desde noviembre de 2021, pero con encuentros indirectos entre Estados Unidos e Irán, no lograron reavivar el acuerdo. La razón, los intentos de la Casa Blanca para presionar a Teherán. En ese entonces, la respuesta también fue clara y determinante. Irán no cede ante presiones.

Irán no cede ante presiones y desde la llegada de la revolución islámica a Irán lo han dejado saber las autoridades. Para el análisis nos acompaña en esta oportunidad Julio Gambina, es economista, es doctor en ciencias sociales, analista político y también analista internacional en Buenos Aires, en Argentina. Julio, ¿cómo está? ¿Cómo le va? Bienvenido.

¿Esperar un acuerdo ahora, don Julio, que sea beneficioso a partes iguales con ese peregrine condicionamiento o intento de condicionamiento de la Casa Blanca? Es muy difícil pensar en acuerdos con la gestión Donald Trump, esta segunda gestión donde aparece envalentonado por el mayor poder institucional que logró, tanto en la Cámara antes, en el Senado, el poder omnímodo que tiene en el Poder Judicial y por eso se ha lanzado a una política exterior muy agresiva que en principio de abril se planteó como suba generalizada de aranceles, por supuesto que eso no ha sido posible, ha tenido que retroceder, pero de todas maneras es muy agresiva en materia comercial, aparece con iniciativas políticas muy agresivas.