
Descripción de Domingo XVI T.O 672l34
Este es el XVI Domingo del Tiempo Ordinario, y la liturgia nos sigue conduciendo en la lectura del Evangelio del Evangelista San Marcos. Este relato es una continuación al Evangelio del pasado domingo. En este caso los apóstoles regresan de la misión encomendada por Jesús de ir de dos en dos por los pueblos predicando, y sanando enfermos. Los Apóstoles vuelven a encontrarse con Jesús, aquel que los envío. Aquí esta la clave, no se dispersan por distintas tierras configurándose a otras formas de pensar, y de actuar, sino que conservan en ellos el signo de la Buena Noticia que recibieron, y una vez cumplida la misión regresan para estar con su Maestro, y Señor. Él es el centro y fundamento de la comunidad apostólica. “Lo que habían hecho y enseñado”, la misión no es sólo la predicación, no bastan las palabras, sino que se necesita de obras, y de testimonios. El signo de “volver”, es también una imagen del dar cuenta al final de nuestra vida, o ante cada ministerio o misión encomendada de lo hecho, y enseñado para bien de la evangelización. Jesús los recibe, y en un primer momento sólo se permite escucharlos. Escuchar es importante para comprender lo que el otro vive y siente, es una cualidad empática que Jesús sabe desarrollar una y otra vez. Es por esto que conoce la fatiga que embarga a cada uno de ellos, y les propone el “descansar”. “Vengan ustedes solos, a un paraje despoblado, a descansar un rato”. Jesús marca en sus palabras la necesidad que tuvo de conceder el descanso a sus discípulos. Jesús es el Buen Pastor, que se ocupa de sus ovejas. Las palabras del Salmo 22, nos ayudan a ambientarnos en el pasaje del evangelio de hoy, y a sondear la invitación de Jesús a sus discípulos; “El Señor es mi Pastor, nada me puede faltar: en verdes praderas me hace recostar; me conduce hacia fuentes tranquilas y repara mis fuerzas”. “Porque los que iban y venían eran tantos, que no les quedaba tiempo ni para comer”. Los discípulos en su tarea apostólica están necesitados de un sano equilibrio entre el arrebato de las cosas cotidianas, y la necesidad de descansar junto al Señor. Descansar, no para estar más “relajado” o “tranquilo”, sino para recobrar fuerzas pérdidas, y así llevar adelante la misión una vez más. Esta idea de descanso, es el estilo de lo que conocemos hoy como retiros espirituales, un tiempo de “escape de tareas regulares”, dedicado sólo a Dios, y para estar con Él. “Se fueron en la Barca, pero muchos los vieron marcharse y fueron corriendo a pie hasta allá”. La muchedumbre corre al encuentro del Señor, quiere estar cerca de él, verlo, y escuchar sus palabras. Es interesante resaltar lo que ocurre con Jesús al descender de la barca; “ve y se conmueve”. Estos rasgos de Jesús, están impregnados de un gran ardor apostólico, y misionero. Jesús ve la realidad que lo rodea sin ser indiferente a ella. Pero no se queda ahí, sino que pasa por su corazón todo lo que ve, conmoviéndose. Esta es la misericordia de Jesús. En este caso Jesús ve a la multitud, y se conmueve porque estaban como oveja sin pastor. Es una imagen muy apropiada para explicar la soledad de una multitud que no llega a ser propiamente una comunidad. Cuando una oveja está sin pastor, difícilmente encuentra el camino correcto para regresar, y se expone a muchos peligros que la acechan; ladrones, fieras, falta de alimento. “Y se puso a enseñarles muchas cosas”. Jesús no solo ve y se conmueve, sino que responde, se pone inmediatamente en acción. Ante una muchedumbre hambrienta, desordenada, y sin rumbo, ahora encuentran en Jesús, su buen pastor que los congrega y los hace comunidad. h6nu
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