
Descripción de Diálogos con Margarita Domínguez 13o3z
Margarita Domínguez es una excelente pianista malagueña que ya me acompañó en una anterior entrevista para hablarnos de su ambicioso proyecto personal y musical "El canto de Diotima", en el que, a través de la filosofía de Platón, concretamente en su Symposium (uno de sus diálogos más conocidos), nos adentra en el mundo de la belleza y del amor. En el Banquete se reflejan todos los arquetipos del Amor a través de todos sus contertulios: Fedro, Pausanias, Erixímaco, Aristófanes, Agatón y Sócrates. Es, a través de este último, Sócrates, que utiliza el discurso de una sacerdotisa, Diotima de Mantinea, donde se propone una visión del amor como un camino de ascensión (en escalera) hacia la belleza y el conocimiento más profundos, que va más allá de los placeres físicos y busca lo eterno, lo verdadero y lo inmutable. Margarita Domínguez, con su exquisito dominio pedagógico, nos da una lección de cómo podemos alcanzar esa belleza eterna e inmutable a través de la unión de los semejantes o a través de la unión de los contrarios. Todo ello en el transcurso de su interpretación pianística, profunda e intimista, que nos lleva a disfrutar de la maravillosa música del romanticismo. 586e65
Este contenido se genera a partir de la locución del audio por lo que puede contener errores.
Bienvenida, Margarita Domínguez. Muchas gracias por estar aquí.
Muchas gracias.
Seguro que ahora, cuando hables con Carmen,
nos vas a dejar, como la otra vez, con una paz interior tremenda,
porque es lo que me dices.
Paz interior, la otra vez. Así que nada, adelante.
¡Que me alegro!
Adelante, adelante.
Bueno, Margarita Domínguez Mota, profesora del Conservatorio,
una excelente pianista,
con la que ya conversamos en el mes de noviembre del año pasado.
Uy, cómo pasa el tiempo.
Con motivo de la presentación de este maravilloso proyecto musical,
el canto de Diotima,
que es el que nos acercaba a la filosofía de Platón
a través de uno de sus diálogos,
conocido como symposium o, más comúnmente, como el banquete.
Pues bien, ella, en un ejercicio de paralelismo pianístico,
pone a dialogar con su música
algunos de los mejores compositores del Romanticismo
y algunos posrománticos,
Chopin, Liszt, Brahms, Schubert, Clara Huyck, Cecilia Chaminade,
ya entraría un poco más tarde Sergey Razmaninov,
del que vamos a escuchar su preludio número 4, opus 23, en re mayor.
Y así si te parece, Margarita,
mientras escuchamos tu música, vamos conversando.
El caso es que aquella entrevista de noviembre quedó inconclusa,
no terminamos de escuchar todos sus diálogos,
por eso estás aquí hoy con nosotros de nuevo.
Y te voy a proponer una cosa,
que intentemos, repito, dialogar entre nosotras
como lo hicieron los filósofos griegos de la antigüedad.
¡Qué buena propuesta!
¿Qué supuso para ti la lectura de este diálogo de Platón
en donde se produjo tu encontronazo con Diotima?
Pues lo leí hace ya años,
ahora lo he vuelto a releer, a colación del disco,
pero supuso una gran sorpresa,
porque los symposium, es decir, los banquetes,
que es lo que describe Platón en este diálogo,
él tiene una serie de diálogos y uno de los más importantes es el banquete,
eran reuniones de la aristocracia,
los aristoi, que se consideraban los mejores,
no dejemos de recordar que Grecia, aunque la tenemos muy idealizada,
era una sociedad también clasista, tenían esclavos, tenían siervos,
y aunque hicieron en la época de Pericles grandísimos hitos
en pro de la cultura, en pro del arte, era una sociedad clasista.
Entonces, en estos symposium, en estos banquetes,
eran reuniones exclusivamente de hombres,
en los que se celebraba con vino, en la intimidad del vino,
en la intimidad de estos divanes recostados,
pues se proponía un tema para hacer disertaciones.
Tenemos ahí las imágenes del banquete, de cómo se reunían los griegos.
Sí, es que yo no la veo a la vez, pero yo sí.
Entonces, en este symposium, que se llamaba,
había vino, había amistad, había poesía y había amor,
porque no olvidemos que en la Grecia clásica
la homosexualidad era algo muy común.
El amor verdadero para ellos era entre hombre y hombre,
y entre hombre y niño,
lo que hoy consideramos pederastia, para ellos era algo normalizado,
el ser amado y el amante, el objeto y el sujeto.
Normalmente había un mentor, que era el adulto,
y establecía relaciones con un joven,
al que le guiaba en muchos aspectos.
Y las mujeres eran las flautistas que adornaban esas fiestas.
De hecho, la mandan a paseo, en el banquete.
Nosotros vamos a hablar y ahora tú te vas.
En principio, mientras empezaban con el vino,
hacían cosas muy graciosas, porque cogían la copa,
y cuando ya se desvariaba la cosa,
porque a veces se excedían con el vino,
cogían la copa y ponían un plato en el fondo
y a ver quién acertaba a lanzar la copa
y que cayera en la vasija del fondo.
Pero tenía un simbolismo,
no era porque el simbolismo era que decir,
bueno, si acierto, voy a ser un afortunado en el amor.
Muchas veces decía, pues por fulanito o por fulanita,
raramente era por fulanita,
era por Pepito o por Aristófanes, entonces lanzaban la copa.
A veces se le iba un poquito la olla en ese sentido.
Y las mujeres, mientras tanto, le daban el toque de sensualidad,
eran flautistas, las héteras, que llamaban ellos,
eran flautistas que simplemente adornaban el acto.
Entonces, a mí me llamó la atención la importancia
que de repente empiezan a dialogar en este banquete
que describe Platón, habla Fedro, habla Aristófanes, Pausanias.
Oye, pero hay que ver lo del hipo,
qué bien lo plantea Platón.
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