Día del Padre: Un Legado de Generaciones 202y1y

San José, Día del Padre. Y en este día queremos mirar hacia empresas antiguas que han ido aprendiendo de padres a hijos y también hijos de padres. Un ejemplo en nuestro territorio es, cómo no, la pastelería Manuel Segura, que con 150 años de historia ya se imaginarán cómo ha ido ese aprendizaje, cómo ese trabajo codo con codo se ha ido heredando de padres a hijos, basándose como siempre y como no puede ser de otra manera en el respeto más absoluto, estrechando lazos tan fuertes que hacen que en el día de hoy queramos aprender un poquito más de ellos. Saludamos hoy a José Manuel Segura, hijo.

¿Qué tal? ¿Cómo estás José Manuel? Buenos días, hijo y padre.

Claro, también. Es que es esa parte, al final es esa dualidad que se crea. ¿Tú con qué años empezaste a trabajar con tu padre, José Manuel? Ya oficial, oficialmente con 28.

¿Y extraoficial? A mí de pequeñito siempre echabas una mano.

Yo pienso que es una cosa que se ha perdido actualmente, se ha perdido porque las normativas impiden que unos hijos puedan ayudar a sus padres en los negocios familiares y que puedan aprender el negocio, el amor al negocio e incluso lo que es la responsabilidad en la vida de ganarse el sustento, pero antiguamente se podía hacer. Tanto mi hermana como yo siempre en las festividades, en vacaciones y tal, pues siempre estábamos echando una mano.

Entonces, el trabajar con la familia pues desde que empiezas a andar más o menos.

Te preguntaría por un primer recuerdo de todo aquello, de esos primeros trabajos, labores, ayudar al menos a arrimar el hombro. Pues mira, los primeros recuerdos tengo dos. En cuanto a lo que es labor pura y dura de obrador, me acuerdo que siendo bien chiquitín, bueno, me iba al obrador con mi padre y me daba cuando estaban haciendo jaldre, me daban recortes para que hiciese yo mis propias creaciones, para que pudiera hacer, bueno, pues mis palmeritas pequeñas e ir haciendo. Sobre todo, lo primero que toqué yo siendo muy pequeño era el jaldre.

Y en la tienda tengo un recuerdo que además lo comentamos en casa muchas veces, porque decimos, fíjate, lo comentamos como un buen recuerdo, pero también un poquito de tristeza por lo que hoy, lo que ha ido bajando las zonas rurales. Me acuerdo de pequeño que jugaba, fíjate, una final de la Copa del Rey, creo que era, porque era pequeño, el Atleti de Bilbao con la Real Sociedad en Valencia. Y a la vuelta, creo que había ganado el Atleti de Bilbao, a la vuelta pasaban por aquí, porque no existía la 23. Y entonces se llenó la roca de vascos a comer y venían todos súper animados.

Y tener la tienda a tope, a tope, y yo de pequeñín, pues tendría ocho años y todos llamándome, oye, venga, chaval, aquí, rosquillas, rosquillas. Y me acordaré toda la vida de estar eso, pues yo veía todo eso, gente con camisetas rojiblancas, y ves el primer recuerdo de echar una mano en lo que es la venta, y pues tendría yo ocho años, no tenía más.

Y lo comentamos muchas veces, porque aquello, con cierta emoción, porque ahora ver esto, es que te paren autobuses en un pueblo que no esté en la autovía, es prácticamente imposible. ¿Cómo recuerdas que te asesorara, que te guiara tu padre en esos primeros momentos, en esos primeros pasos? Pues la verdad es que el asesoramiento por parte de los dos, tanto mi padre como mi madre, ha sido siempre sin asesorar, o sea, con el ejemplo, no es esto, si no preguntaba, o yo lo haría de esta forma, pero muchas veces el asesoramiento ha sido de forma, un discurrir, un discurrir natural, yo lo hago así, tú puedes hacerlo o no hacerlo, tú mira cómo lo hago, a mí me ha funcionado o no me ha funcionado, piensa, fórmate, y si quieres lo haces igual que yo, y si no, pues lo aprovecharemos o nos estrellaremos juntos.

Dirías que es el mismo protocolo que sigues tú también como padre.