
Cristóbal Balenciaga T1 completa #audesc 4k3j4f
Descripción de Cristóbal Balenciaga T1 completa #audesc lg59
Cristóbal Balenciaga narra la historia de un hombre que se atrevió a desafiar su estatus social como hijo de una costurera y un pescador. Gracias a su talento natural para la alta costura, su trabajo constante y su olfato para los negocios, el español Cristóbal Balenciaga se convirtió en uno de los diseñadores de moda más destacados de todos los tiempos. 3d602g
Este contenido se genera a partir de la locución del audio por lo que puede contener errores.
1937, París es la meca de la alta costura desde donde los grandes diseñadores definen la moda del resto del mundo.
Cristóbal, hijo de un pescador y de una costurera de guetaría, se traslada allí con un sueño, convertirse en uno de los grandes maestros de la alta costura.
Esta serie está inspirada en su historia.
Vista de una sala amplia de paredes blancas lisas, con dos s amplios en cada una de ellas, y varios ventanales, todos con cortinas, veis, a ambos lados, cortadas por la parte superior por una tela a juego que cuelga ligeramente de la parte central.
Entre puerta y puerta de molduras rectas y sin adornos, sillas de madera amontonadas.
A través de las puertas, vista en movimiento de una modelo que camina por un pasillo largo y amplio y se gira al pasar ante una de las aperturas de la sala.
Luce un vestido negro largo ajustado de cintura para abajo y formando una bola de tela arrugada en la parte superior que solo deja entrever su rostro.
La sala está vacía y el viento mueve ligeramente la cortina de uno de los ventanales.
Vista de espaldas de la modelo que camina entre las entradas con cortinas y unas puertas cerradas, de doble hoja de espejo, con molduras de formas ondulantes.
Sobrescrito sobre fondo negro en mayúsculas blancas el título.
Cristóbal Valenciaga.
Detalle de la cenefa del dobladillo de una vestidura blanca que cuelga ondulante, del hombro de una escultura con togas de tirantes, de una con túnica y un pecho al aire.
Sobrescrito, Funeral de Chanel, París, 1971.
En la iglesia de la Madeleine, en primera fila, varias mujeres, algunas con abrigos elegantes y otras con traje chaqueta de pata de gallo en blanco y negro.
Entre la multitud, una mujer de piel clara, melena corta castaña y ojos azules, con abrigo rojo y boina blanca, se gira hacia tres hombres, uno con bigote y melena canosos, otro calvo y con gafas metálicas y el tercero con cabello abundante castaño y gafas de pasta.
Tras ellos destaca un hombre de piel morena, con el cabello canoso peinado hacia atrás y gafas de pasta, a quien la mujer mira fijamente.
Ella se gira hacia adelante y se acomoda el abrigo.
Vista aérea de la iglesia de la Madeleine.
A ambos lados de la puerta, la multitud espera, mientras varios guardias uniformados de negro y con gorra de plato, salen transportando un féretro cubierto con una tela negra y flores blancas y rosadas.
La mujer sigue al hombre de pelo canoso entre la gente.
Subtítulo. Señor Valenciaga, ¿una foto? No, por favor. Señor Valenciaga.
Me alegro de verle.
Hola.
Aunque muchos pensaban lo contrario, yo estaba segura de que usted no faltaría.
¿Y por qué iba a faltar? Después del desencuentro que hubo entre Chanel y usted.
Cocos, no.
Cristóbal Valenciaga desenvuelve un cuadro.
La moda ha dejado de ser lo que era. Se están yendo todos los grandes.
Enough.
¿No cree que es el momento de que hable? Valenciaga viaja en coche pensativo.
Ya concedí una entrevista al Paris Match cuando me retiré.
Bueno, sí, pero fue algo muy breve.
Ahora que ya lleva tres años retirado, puede hablar con total tranquilidad.
En una terraza.
No, gracias. No insista, por favor. Ya le dije que no la última vez. Por favor, si me disculpa.
Vamos, señor Valenciaga. Déjenos vislumbrar un poco más allá del misterio que le rodea.
En la terraza agacha la mirada con el rostro serio y la levanta pensativo.
Ante la iglesia.
Por si se anima.
La mujer le da una tarjeta que reza. Prudence Glyn, redactora jefe de moda.
En un avión, Valenciaga está sentado junto a un hombre.
Levanta la mirada hacia una azafata, la observa mientras camina por el pasillo y vuelve la vista hacia la tarjeta.
Creo que le voy a decir que sí.
¿Otra vez de vueltas con eso? Cristóbal se gira hacia él.
¿Tú qué opinas? Ya te he dicho que me parece muy bien. Prudence Glyn es una periodista muy respetada en Inglaterra.
Tiene la piel morena y el cabello oscuro.
No lo voy a hacer.
Cristóbal niega con la cabeza.
Sobrescrito Casa de Higueldo de Cristóbal, San Sebastián, junio de 1971.
Vista aérea de la bahía de la Concha bajo un cielo nublado.
Por una carretera de curvas circula un Morris 1100 gris.
Vista aérea del Morris que circula por la carretera rodeada de árboles frondosos.
El Morris pasa junto a un muro de piedra y aparca frente a otro muro que forma un pequeño puente.
Del asiento de atrás se apea Prudence Glyn.
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