Como preparar tu corazón para Jesus 4o1c3q

Estamos agradecidos con el Señor por este tiempo hermoso que nos da para poder compartir su Palabra.

Estamos en un tiempo de Navidad, un tiempo de recogimiento, un tiempo de espera, un tiempo para recibir a Jesús en nuestro corazón.

Y no se nos puede pasar nuevamente este tiempo de Adviento, tiempo de Navidad, en carreras, en prisas, en distracciones.

Porque entonces cuando tú sientas, se pasó la Navidad y tú vas a decir tanta cosa, ¿verdad? En un ratito sí, es que el comercio y todo lo que está alrededor es lo que nos pudiera estar distrayendo.

Así que hoy vamos a hablar de cómo podemos preparar nuestro corazón para que Jesús nazca.

La Palabra de Dios en el Evangelio según San Juan en el capítulo 1 versículo 11 nos dice, vino a los suyos, pero los suyos no la recibieron.

A cuanto lo recibieron, a todos aquellos que creen en su nombre, les dio la capacidad para ser hijos de Dios.

Palabra del Señor, gloria a ti, Señor Jesús.

En este tiempo nosotros debemos de tomar en cuenta este consejo que nos da San Juan.

Y San Juan nos dice que Jesús viene y se viene a presentar en nuestras vidas y el verbo se hizo carne y habitó entre nosotros.

Pero vale la pena mencionar que dice que no todos le recibieron.

Vino a los suyos y los suyos no la recibieron.

Y en esta primera porción del Evangelio según San Juan nos viene a inquietar.

No nos vayamos a perder este tiempo hermoso de celebrar, de disfrutar, de llenarnos de gozo, de alegría, de esperanza por el nacimiento de nuestro Salvador.

Que nada vaya a distraerte de todo lo que el Señor está permitiendo en su hermosa venida.

Nosotros estamos anhelantes diciéndole ven, ven Señor Jesús a mi vida, a mi casa, a mi familia.

Y en esa espera extraordinaria tenemos que tener cuidado.

Porque si nos distraemos, si nos ocupamos de otra cosa, nos va a pasar lo que dice el Evangelio según San Juan.

Vino a los suyos, pero los suyos no la recibieron.

Y en algún momento dado, de qué forma nosotros podemos distraernos, entonces no lo recibiríamos, no nos daríamos cuenta.

No estaríamos pendientes, no estaríamos con ese corazón atento, esperándole, sino nos distraemos y no nos dimos cuenta a qué horas vino.

¿Y cómo puede pasar? Bueno, si vemos lo de las fiestas, lo de la cena, lo de la convivencia que en un momento dado podemos tener nosotras.

Si preparamos, por ejemplo, los tamales, estamos molestas, estamos enojadas.

Estamos diciendo, mire el último año que yo hago tamales, nadie me ayuda, yo no vuelvo a hacer.

Y cuando usted siente, está dando los tamales para Navidad, pero enojada, molesta, pidiéndole que todo el mundo llegue arreglado y usted todavía no, porque usted dice, como nadie me ayuda, por eso es que yo estoy todavía.

Y eso a usted le molesta, entonces te estarías perdiendo del sentido de la Navidad.

En algo bueno, sí, pero estarías como Marta, que dice Jesús, Marta, Marta, muchas son las cosas que te inquietan y una sola cosa es importante, y María la ha escogido. No te puedes perder en lo de la cena, no te puedes perder tampoco en los regalos. Fíjese que esa es otra distracción que el mundo nos ha presentado y hoy en este país hermoso, sabemos que nuestro sentido de la Navidad es Jesús, no hay otro.

Y resulta ser que el comercio, los medios de comunicación, las redes sociales, están sacando a Jesús como el centro. Se está volviendo en una noche mágica, se está volviendo en una noche de deseos, se está volviendo en una noche donde hay un montón de personajes que están presentes, pero no está presente Jesús.

Y en ese comercio y en eso que nos metemos, se nos va a pasar este tiempo en centros comerciales, en compras, y al final vas a decir lo que me regalaron, lo que me dieron, ¿verdad? Y cuando dices tú no, te lo perdiste, es que a los suyos vino y los suyos no le recibieron.

Y hay otra situación, los famosos convivios, cuántas familias distanciadas, cuántas tragedias en esta época, porque nos perdimos y andábamos celebrando de convivir, convivir, y tal vez había que frecuentar a la tía, a la hermana, a la amiga, a los padres, pero como no había tiempo, porque eran tantas.