Cómo contestar a comentarios pasivoagresivos - Teresa Baró 3n3n2y

¿Alguna vez has sentido que alguien te hace un comentario que parece amable, pero en realidad
te deja una pequeña herida?
Hoy vamos a hablar sobre cómo responder a esos comentarios pasivo-agresivos que nos
encontramos en la familia, en la pareja, en el trabajo o entre amigos, porque todos los
hemos recibido, y algunos también los hemos hecho, que conste.
Quédate hasta el final de este vídeo porque te daré ejemplos prácticos y respuestas
inteligentes para mantener la calma y no caer en este juego.
Primero, ¿qué es un comentario pasivo-agresivo?
Es una forma de expresar enojo, frustración o crítica de una manera indirecta.
Suelen venir disfrazados de bromas, cumplidos ambiguos o sugerencias bien intencionadas.
Por ejemplo, vaya, no sabía que todavía se usaban estos zapatos, son muy bonitos.
Muchas veces lo detectas por el tono o por la expresión del rostro, es como si fuera
un lobo con piel de cordero.
Algunas personas lo acentúan con sarcasmo o también con un aire de condescendencia,
y otras quieren simular que es un comentario inocente, pero tú percibes que es totalmente
mal intencionado.
¿Por qué las personas son a veces pasivo-agresivas?
A menudo, el pasivo-agresivo no sabe expresar sus emociones de forma directa, transparente
y clara, además con amabilidad o con corrección.
Puede venir del miedo al conflicto, de la baja autoestima e incluso de hábitos aprendidos
en la familia.
Es importante pensar que no siempre lo hacen con mala intención, pero es cierto que el
impacto que tienen nosotros es muy negativo, nos molesta, nos hiere.
Por lo tanto, tenemos que saber cómo reaccionar, cómo contestar a estos comentarios.
¿Cuáles son las claves para responder a cualquier comentario pasivo-agresivo?
La primera es no caer en su trampa.
No demuestres que te ha herido, porque si este era su objetivo, lo habrá conseguido.
Las personas pasivo-agresivas actúan así para llamar tu atención, porque no tienen
la capacidad para comunicarse de una manera más responsable, madura y transparente.
No respondas con más agresividad, no inicies una discusión, porque no se trata de escalar
el conflicto.
El silencio a veces puede ser la mejor respuesta.
Mantén la compostura y exprésalo con tu lenguaje corporal.
Muévete de manera tranquila y poderosa, que no sea amenazante, pero que tampoco sea ni
pasiva ni sumisa.
A veces tenemos que hacer una pregunta de aclaración, porque no estamos seguros de
si realmente este comentario es con mala intención, y podemos hacerlo con una pregunta directa.
Por ejemplo, decir, ¿eso que me has dicho es un cumplido o una crítica?
Establece límites si es necesario.
Esto es especialmente importante cuando esta persona lo hace de manera recurrente.
Puedes decirle, mira, prefiero que me hables directamente si algo te molesta.
Y también tienes que aceptar que hay personas que no cambiarán por mucho que tú te esfuerces.
Tienes que aceptarlo, entonces tienes que procurar que no te afecte, porque no puedes cambiarlas
a ellas, pero sí puedes decidir cómo te lo tomas.
Y el último consejo, claro, es evidente que si puedes evitar la relación con este tipo
de personas, pues es mucho mejor, pero no siempre podemos evitarlo.
Por lo tanto, tendrás que aprender, sobre todo si es alguien en el círculo más cercano
en la familia, tendrás que aprender a gestionar estas emociones, sobre todo para poder vivir
con un poco de serenidad.
Vamos a ver un ejemplo que pasa mucho en familia.
Vas a ver a tus padres y tu madre te dice, oh, vaya, qué bien, por fin has encontrado
un ratito para visitar a tus padres que tanto te quieren, pero claro, estás tan ocupado.
Bueno, ¿eso qué es?
¿Eso es un reproche?
¿Es chantaje emocional?
¿Quieren hacerte sentir mal, culpable por no haber ido antes?
Mantén el tono neutral, sin sarcasmo y responde asertivamente, pero sin crispación.
No te pongas a la defensiva.
Puedes tener una respuesta asertiva del tipo, mamá, yo también quiero veros, pero como
sabes tengo unas obligaciones que no me lo permiten.
Pasemos al mundo de la pareja.
Yo estoy leyendo tranquilamente en el sofá, viene mi pareja y me dice, ¿qué?
Estás cómoda aquí en el sofá, ¿verdad?
Entonces yo me siento, claro, molesta, atacada, pero evito la confrontación y le dejo claro
que quiero una comunicación directa, sin mala intención, sin segundos significados,
y le digo, mira, si quieres que te ayude o si quieres que haga algo, dímelo directamente.
Y eso también ocurre en el mundo del trabajo, por ejemplo.