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Psique "La sombra del espíritu" - Chapter 32 6r125s
Este contenido se genera a partir de la locución del audio por lo que puede contener errores.
29. VISIONES. SI UNO NO ESPERA LO INESPERADO, NO LO ENCONTRARÁ, QUE ES DIFÍCIL E INACCESIBLE.
Heráclito. Algunas horas antes de la celebración, martes en la noche, un perro lamió su frente y la hizo despertar. No tenía idea de por cuánto tiempo había dormido, pero ya era de noche. Revisó el radio, pero este, a pesar de estar encendido, no daba señal alguna de Cruz o de Jack. Quiso intentar algo, aun cuando le habían indicado que no lo hiciera. Presionó el botón y silbó una melodía de Borknagar, que de seguro Jack reconocería enseguida, pero no hubo respuesta. Buscó su teléfono celular, aquella carcacha que había comprado por iniciativa de Jack y que era más difícil de rastrear. Tenía poca carga, pero señalaba que ya era martes. Habían pasado al menos 20 horas desde que Jack y Cruz entraron a las instalaciones de Brille.
Meditó por un momento acerca de la terrible sensación de la noche anterior. Algo muy grave le había pasado a su madre. Era posible que estuviera muerta. Lloró otro poco para reunir la entereza suficiente y buscar fuerza allí en donde el dolor le daba más motivos para entrar a acabar con Osbrill, desaparecerlos a todos de ser posible y acabar con ese cáncer. Si le habían hecho algo a su mamá, pasaría lo que le quedaba de vida cazándolos como alimañas, los sacaría de sus guaridas y reduciría cada edificio a ceniza con todos los que allí estuvieran de ser necesario. Las arcadas volvieron a recordar lo que le había hecho al hombre de la tienda. Pero no tenía nada en su estómago. Era difícil que se convirtiera de la noche a la mañana en una asesina despiadada.
Unos meses atrás, sólo era una niña que se refugiaba en los recuerdos de su padre, que amaba a sus dos amigos locos y que recibía todo el cariño y cuidado de una madre estupenda. Se sentía horrible porque la última charla que tuvo con Roxanne fue para pelear por Jack. Se tragó sus penas y las acompañó con algo de agua y una barra de cereal que se comió por obligación para que sus tripas vacías no la delataran allá adentro. Al arribar a las instalaciones de Osbrill, no encontró personal de seguridad. La garita del vigilante estaba vacía y aquel sitio parecía totalmente desprovisto de vida. Esto confundía la percepción extrasensorial de Grace, quien no podía sentir a nadie más en la planta principal de la edificación.
Sin detenerse a pensar más, entró al edificio por una puerta auxiliar del primer piso. Llevaba su rifle al frente, dispuesta a enfrentar lo que fuera. Pero lo que encontró fue un cadáver medio calcinado entre un charco de sangre seca. Pero esta persona no había muerto quemado. Antes le habían disparado en varias ocasiones. Aquel espectáculo le produjo náuseas, pero se había hecho la promesa de no vomitar lo poco que tenía en su estómago. Conservaría la compostura a pesar de lo que se viera. Los cuerpos siguieron apareciendo. Encontró la escalera por la cual Jack, Cruz y Miles se habrían introducido, el momento en que les perdió el rastro antes de desmayarse. Casi pudo sentir la confrontación como si hubiera estado allí. Los Brill los emboscaron por ambos lados del corredor.
Miles usó sus habilidades telequinéticas para desviar buena parte del fuego enemigo, en tanto Jack hacía lo mismo para desarmar a varios de los atacantes, arrancando las armas de sus brazos.
Lograron escabullirse a través de las escaleras. Jack quedó atrás y en algún momento Miles y Cruz estaban solos de camino al siguiente subsótano. No pudo ver nada más. Continuó su descenso a través de los diferentes niveles de la edificación, aunque cada vez le resultaba más difícil. La ventilación del lugar era deficiente y no podía respirar bien. Sintió el dolor de varias personas y vio los cadáveres de más de Brill, pero aún no encontraba a quienes venía a buscar.
Los vio en cámara lenta, quemándose de forma rápida bajo oleadas de un calor infinito que no veían venir, hasta que su carne y sus huesos se convertían directamente en ceniza.
El aire se encontraba enrarecido. Grace se sentía vacía, asolada por el horror de los últimos meses.
Algo en su interior le decía que Sarah aún estaba con vida, pero esa misma intuición le indicaba que lo de su madre no tenía reversa. El dolor le dio fuerza para continuar. Se curó.
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