
Caso no resuelto: Los asesinatos del Tylenol 3l3r22
Descripción de Caso no resuelto: Los asesinatos del Tylenol 5m4g6f
¿Quién envenenó el Tylenol con cianuro? Esta serie analiza inquietantes teorías sobre estos asesinatos sin resolver que tuvieron lugar en el Chicago de los 80 y sigue la pista de un sospechoso clave. 6d6o71
Este contenido se genera a partir de la locución del audio por lo que puede contener errores.
Buenas tardes, noticias de la CBS, soy Dan Rader.
Hoy se ha producido una historia aterradora.
Siete personas han fallecido en la zona de Chicago...
...tras tomar pastillas de Tilenol aderezadas con cianuro.
La policía afirma que las pastillas han sido aderezadas por alguien a quien describen como una persona calculadora y malvada.
Coger un medicamento que ayuda a tanta gente y convertirlo en un arma es un crimen horrible.
Ese tío es un maníaco.
Paula fue asesinada.
Es el crimen perfecto.
Son víctimas inocentes que iban a los suyos sin hacer daño a nadie y que fueron envenenadas, sin motivo alguno.
Hay motivos reales para dudar de la versión oficial que hemos aceptado durante 42 años.
La manipulación y el envenenamiento del producto no se produjo, y repito, no se produjo, en nuestras instalaciones.
¿Por qué no investigan y hacen más investigaciones? ¿Por qué no hacen más preguntas a Johnson & Johnson? No entiendo por qué la investigación ha sido tan hermética.
Están buscando en el lugar equivocado.
Y eso garantiza que jamás resolverán los asesinatos del Tilenol.
Hay un asesino suelto.
Debes seguir las pruebas a donde sea que te lleven.
He acudido a miles de avisos en 31 años de carrera, y hay algunos que te persiguen de forma implacable.
29 de septiembre de 1982, poco antes del mediodía, se activa la radio y nos comunican, distrito 3, tenéis un código 1.
Eso significa que solicitan asistencia médica.
El caballero se llamaba Adam Janus, tenía 27 años.
No se encontraba bien ese día, y le dijo a su mujer, creo que me voy a tomar el día libre.
Y entonces se desmayó.
Quedó inconsciente, daba igual lo que intentáramos, nada funcionaba.
El tío estaba como un toro, 27 años, sano, solo tenía un resfriado y le perdimos.
Recibí una llamada.
Me dijeron que mi hermano Adam había sufrido un infarto.
¿Pero qué dicen? ¿Está sano como una manzana? Me dijeron, ha muerto.
No hemos podido hacer nada por él.
Casi me desmayó.
Me quedé en shock.
La familia se reunió en el hospital.
Todos estábamos confusos y haciéndonos preguntas.
¿Adam tenía algún tipo de problema cardíaco? ¿Tomaba alguna medicación? Y su mujer nos dijo que a Adam no le pasaba nada.
El día que Adam falleció, mis abuelos pidieron a toda la familia que se reuniera en la casa de Adam para velarle.
Mi tío Stanley y su mujer Teresa no querían ir.
Dijeron que irían al día siguiente, pero mi abuela insistió, les dijo, tenéis que estar con vuestra familia.
Mi hermano Stanley y Teresa estaban deprimidos.
Tal vez les dolía la cabeza, qué sé yo.
Había un frasco de Tilenol sobre la mesa.
Y se tomaron unas pastillas.
Estábamos sentados en el sofá.
Stanley se levantó, dijo un par de palabras y cayó a plomo.
Empezó a salirle espuma de la boca y a sufrir convulsiones.
Lo tenía delante y vi cómo se le ponían los ojos en blanco.
Justo antes de las seis, volvieron a sonar las radios.
Sentí como un déjà vu, código uno.
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