El caso de Helena Jubany 111t37

La noche del 2 de diciembre del año 2001, en un edificio de Sabadell, un vecino descubrió algo aterrador en el patio interior.

El cuerpo de una mujer yacía desnudo en el suelo, con quemaduras en varias partes de su cuerpo.

Alguien la había arrojado desde la azotea.

¿Pero por qué? ¿Quién podía haber planeado algo así? Lo que en principio parecía un caso de suicidio, pronto reveló una oscura verdad.

Aquella mujer no se había lanzado sola.

Había sido drogada y luego asesinada.

Su nombre era Elena Giovanni, y su caso quedaría en la sombra durante más de 20 años, hasta que la verdad comenzó a emerger.

Bienvenidos a un nuevo episodio de este podcast, donde cada historia guarda un secreto.

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Mi nombre es Mai García, y estáis escuchando Dossier Criminal.

Elena nació en Matarú, en 1974.

Desde pequeña, destacó por su amor a la lectura y su curiosidad por el mundo que la rodeaba.

Elena tenía un carácter tranquilo y una gran habilidad para la escritura.

Le gustaba plasmar sus pensamientos en diarios y colaboraciones en medios de comunicación.

Después de terminar sus estudios en biblioteconomía y documentación, comenzó a trabajar como bibliotecaria, y colaboraba con el periódico Revista de Matarú, donde escribía artículos sobre temas culturales.

Sus compañeros la describían como una persona amable, introvertida pero sociable, con gran facilidad para conectar con la gente.

No tenía enemigos conocidos, ni conflictos graves con nadie, pero su entorno no era tan seguro como ella pensaba.

En la madrugada del 2 de diciembre del año 2001, Elena fue encontrada muerta.

A las seis y media de la mañana, un vecino de la calle Calvet, de Sabadell, escuchó un ruido que provenía del patio interior del edificio.

Intrigado, se asomó y descubrió el cuerpo de una mujer tendido en el suelo.

Alarmado, llamó a los servicios de emergencia.

Tanto la policía como los servicios médicos se desplazaron rápidamente al lugar, y al llegar encontraron el cadáver de Elena en el patio interior del edificio, desnudo y con evidentes signos de violencia.

El cuerpo presentaba quemaduras en el cuello y en otras partes del torso.

Además, la joven había sido arrojada desde una altura considerable, lo que demuestra que la caída no había sido accidental.

Los forenses determinaron que la causa de la muerte había sido un traumatismo cranoencefálico, compatible con una caída desde gran altura.

Pero, sin embargo, las quemaduras en el cuerpo indicaban que la joven había sido sometida a algún tipo de agresión antes de su muerte.

La escena del crimen presentaba elementos desconcertantes.

La ropa que Elena llevaba cuando salió de casa fue encontrada en una terraza contigua.

Inicialmente, la investigación se centró en determinar si se trataba de un suicidio o de un asesinato.

Pero las evidencias encontradas en la escena del crimen, como las quemaduras y la caída desde una altura considerable, apuntaban hacia la hipótesis de un homicidio.

Además, se descubrió que Elena había recibido cartas anónimas con amenazas y comentarios inquietantes en los días previos a su muerte, lo que indicaba que alguien la estaba acosando.

En los meses previos a su fallecimiento, Elena fue objeto de acoso mediante cartas anónimas, que con el tiempo se revelarían como piezas claves en la investigación de su asesinato.

Su primera carta anónima fue el 17 de septiembre.