Cáncer y soledad no deseada 6d393q

La soledad no deseada es una experiencia que muchas personas atraviesan a lo largo de su vida.

Sin embargo, cuando se enfrenta a una enfermedad como el cáncer, la sensación de aislamiento puede intensificarse y afectar tanto al bienestar emocional como a la calidad de vida.

Muchas personas con cáncer experimentan la soledad en distintos ámbitos, en sus relaciones familiares, en la amistad, en el entorno laboral o incluso en espacios de ocio, lo que añade una carga emocional adicional a la propia enfermedad.

Le damos la bienvenida a un nuevo episodio del podcast Sumando en Salud en la Radio, una iniciativa de Fundación Más que Ideas para acercar información de interés relacionada con la salud.

En este episodio de hoy hablaremos sobre la soledad no deseada en el cáncer, un aspecto poco visibilizado pero que impacta profundamente en la vida de quienes conviven con esta enfermedad.

Para ello, contamos con la participación de dos voluntarios de la Fundación.

Nuestra primera invitada es Vivi, paciente con dos diagnósticos de cáncer de mamá.

Nuestra segunda invitada es Sara, diagnosticada en el año 2013 de un linfoma a los 18 años de edad.

Su diagnóstico y el tratamiento coincidieron con el final del bachillerato y primer año de universidad, con lo que todo ello supone.

Este episodio de podcast es posible gracias al apoyo que recibimos de nuestro equipo de socios y voluntarios, así como de las donaciones que nos permiten desarrollar este tipo de iniciativas.

A continuación, te invitamos a escuchar esta conversación sobre el cáncer y soledad no deseada, moderada por mi, Estefanía Romero, psicóncologa de la Fundación Más que Ideas.

Comenzaremos este podcast con una breve introducción de este concepto tan importante que es la soledad no deseada en el cáncer.

La soledad no deseada es una realidad que puede afectar a cualquier persona en distintos momentos de la vida, sin embargo, cuando hablamos de cáncer, ese sentimiento puede intensificarse y convertirse en una carga emocional adicional al proceso de la enfermedad.

Si una persona recibe un diagnóstico de cáncer, su vida cambia, y estos cambios en la rutina unidos a su malestar emocional pueden generar una sensación de aislamiento.

En muchos casos, aunque la persona esté rodeada de familiares y amigos, puede sentir que nadie comprende realmente lo que está viviendo.

Ese tipo de soledad es lo que llamamos soledad no deseada, una experiencia en la que la persona se siente aislada emocionalmente, con independencia de si hay o no gente a su alrededor.

Esta sensación de soledad puede aparecer en diferentes momentos del proceso oncológico.

Para algunas personas, surge en el instante del diagnóstico, cuando sienten que su vida ha cambiado de golpe y que su entorno no sabe cómo reaccionar.

Para otras, la soledad se intensifica durante el tratamiento, cuando los efectos secundarios, físicos y emocionales dificultan la posibilidad de socializar, trabajar y realizar las actividades que antes realizaba.

También hay quienes experimentan esa soledad después del tratamiento, cuando las personas de su entorno consideran que ya ha superado la enfermedad, mientras que ellos siguen enfrentando miedos, secuelas y la incertidumbre sobre cómo será su futuro.

La soledad no deseada no es solo un sentimiento, sino una experiencia que puede afectar tanto a nivel emocional como físico.

A veces no se trata solo de la ausencia de compañía, sino de la sensación de no poder compartir lo que se siente, o por temor a ser incomprendidos porque van a minimizar su dolor.

Esta realidad no solo impacta en el bienestar emocional, sino que también impacta en la calidad de vida, porque si sentimos que no podemos compartir, tampoco pediremos ayuda cuando lo necesitamos.

Es clave que tanto los profesionales sanitarios como el entorno sepan reconocer esta realidad para así buscar maneras de ofrecer su apoyo de la forma correcta y cercana que el paciente necesita.

Es importante también recordar que el cáncer no solo afecta a quien lo padece, sino también a su entorno.

En muchas ocasiones, la enfermedad puede generar distanciamientos de las relaciones personales.

Bien porque algunas personas se alejan porque no saben cómo actuar, bien por miedo, o bien porque es el propio paciente, como decíamos antes, la propia persona que tiene la enfermedad quien se aísla porque siente que nadie entiende lo que está pasando.

Por eso es fundamental que generemos espacios de conversación como este sobre la soledad y el cáncer, que visibilicemos esta problemática y que trabajemos, como vamos a hacer hoy, distintas estrategias para ofrecer un acompañamiento más humano y cercano.

La soledad no debería ser una carga adicional en el proceso de la enfermedad.

Y ahora sí, después de esta introducción, vamos a dar paso a nuestras invitadas para que todo esto que hemos reflexionado juntos nos lo puedan visibilizar, nos lo puedan mostrar con sus propias experiencias.

Vamos a iros haciendo preguntas, Vivi y Sara, para que lo podáis compartir, pero queremos que sea un diálogo ameno, que podáis completar las experiencias de la otra y, sobre todo, que todas las personas que nos estén escuchando, tanto si son pacientes, familiares, compañeros de trabajo, profesionales sanitarios, que se puedan llevar de vuestra experiencia esas estrategias, esos tips.