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Fonoteca personal de David Marqueta
Biciescuela septiembre 2014

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6/2/2025 · 05:40
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Fonoteca personal de David Marqueta

Descripción de Biciescuela septiembre 2014 591i69

Asistimos a una clase de la bici escuela de La Ciclería de Zaragoza y acompañamos a unas alumnas que van a vivir su primera vez en bici. 323k6r

Lee el podcast de Biciescuela septiembre 2014

Este contenido se genera a partir de la locución del audio por lo que puede contener errores.

Jorge es el instructor y a él le preguntamos cuántas horas necesitamos para aprender a ir en bici.
Pues mira, el curso dura unas ocho horas, ¿vale? Bueno, dura ocho horas, pero la media es a la cuarta, la quinta hora, la gente suele estar pedaleando.
Entonces tenemos otras tres horas para afianzar eso, el tema del pedalear, la seguridad, el mirar lejos, el saber frenar cuando tienes que frenar.
Entonces ya te digo, depende un poco de cada persona, cada uno tiene su momento y cuando llega ese momento es cuando te quitas la tensión y empiezas a pedalear más tranquilamente.
Aunque en el primer día de clase, Jorge siempre se encuentra con las mismas dudas.
Pues caerse, él me caí hace muchos años y, no sé, me empujaron por una cuesta, él no sé cómo funciona el freno, él no sé cómo frena.
Y sobre todo, vamos, es el caerse hasta que se dan cuenta de que no se caen porque son ellas las que dominan la bicicleta y en el momento que deciden frenar es cuando frenan.
El miedo es la principal barrera, pero también un comentario que se repite, ese de soy torpe, no voy a poder.
Bueno, empezamos con las instrucciones. Estamos en una zona del Parque Torre Ramona, en una de sus cuestas.
Acuérdate siempre de la altura de la cadera del sillín para poder pedalear y ya cuando eso, cuando frenes, bajas el pit y quites el culo del sillín.
Acuérdate, punto de referencia lejano, la mano al freno y siempre mirando lejos.
Hoy seguirán practicando con el ejercicio que llevan haciendo desde las últimas clases.
La gente que todavía lleva un pedal baja afianzando por el lado derecho de la cuesta y luego suben andando para volver a repetir el ejercicio hasta que se empiecen a soltar.
El resto de alumnos las tengo ya un poco por todo el parque porque ya llevan todas dos pedales y lo que hacen es practicar en las zonas llenas del parque.
Alumnos montados en bicis, empezamos.
Aquí viene Patri, todavía va con un pedal y no ha cogido la confianza necesaria.
Estamos en la última clase del curso.
Lo que hacen es la gente a las que les falta un poquito de seguridad a firmarse y la gente que ya tiene pedales porque ya han llegado al punto de empezar a pedalear.
No todos los alumnos tienen el mismo nivel, hay algunas alumnas aventajadas como Esther, ella ya pedalea sola por el parque.
Hay veces que voy lanzada, pero no, me los puse y la verdad es que fue coger y salir. No, bien, contenta, contenta.
A la última clase han venido los maridos de dos de las alumnas, uno de ellos el de Esther que lleva muchas horas intentando que aprendieran a pedalear.
Hombre, pues la verdad es que una satisfacción porque siempre hemos estado diciéndole que aprender a ir en bicicleta y nunca quería y gracias a mi otra cuñada y una amiga pues...
Las han convencido y aquí están aprendiendo.
Además de los maridos, la hija de Esther que tiene unas ganas locas de salir en bici con su madre.
Ella también ha intentado enseñarle, pero no ha habido manera.
No, porque no quería que le explicara nada, es que ni quería aprender en bici.
Primera hora de clase cumplida, subiendo y bajando la cuesta es el momento de coger fuerzas.
Bajar un poquito, soltar los músculos, a beber agua y a cogerlo con ganas luego otra vez.
Jorge observa la evolución de sus alumnas y les invita a subir el siguiente peldaño de dificultad.
¿Bien?
Sí.
Un par de dácadas más y te pondré ya en el segundo peldaño.
Se lo ha dicho a Carmen que casi no se lo cree.
Pero a la vez muy contenta, muy feliz.
Sí, si lo consigo, claro, pero no, contenta, muy contenta.
Lo había prometido hace siete años y dije que ya no pasaba de esta vez y lo conseguiré.
No sé cuándo, pero lo conseguiré.
Bueno, pues van a escuchar el momento de la suelta.
Carmen, después de haber prometido que algún día aprendería a ir en bici,
este es el mágico instante en que por primera vez en su vida maneja la bicicleta.
Felicidad y tozolón, pero no hubo daños que lamentar.
Alegrón, celebraciones.
De todo, gritan, lloran, me abrazan, sonríen sin parar.
Vamos, intentan saludar en plan lo he conseguido, pero es como no saludes que todavía no te he enseñado a hacer eso.
Sí que hay un poco de todo, pero la verdad es que es un momento muy agradecido del curso y de este como es mi trabajo realmente.
Ser el profesor de biciescuela a la vez que el psicólogo que les quita el miedo que les cuesta arrancar.
Yo también veo como ellas crecen con la bicicleta y el momento personal de decir,
joder, tengo mucha gente, pues tengo entre 40 y 50 años, no lo he hecho nunca, no he podido hacerlo nunca.
Y este es un momento, llega el momento de hacerlo ahora y es cuando pueden y es cuando pum, se lanzan y quieren.
Y después de la celebración, las reacciones, las veteranas acogen a la principiante y le dan la bienvenida al club.
Es que como la sensación era de que por fin lo he conseguido.
No, pero a mí me dio la impresión de que salía muy lanzada, demasiado lanzada, creo yo, no lo sé.
A mí me ha podido la emoción de subirme.
Todos los alumnos recuerdan el primer momento de suelta como un hito en sus vidas.
Yo tampoco confiaba en él, con lo torpe que soy.
El coche lo cogí bien, pero la bici yo pensaba que no.
Es que para mí era un logro imposible.
O sea, yo con lo patosa que soy y el coche, con el coche mucho más segura.
Enseguida lo he cogido.
Les doy la enhorabuena, les digo que han conseguido, que yo estaba seguro que lo iban a conseguir.

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