ARTÍCULOS A FONDO 2X13: FERNANDO PÉREZ BORBUJO | Catedrático Filosofía (UPF) 331a3t

Esto es muy quintero, ¿eh? O sea, estamos con toda la legislación aquí detrás de derechos mercantil, civil, aquí hablando de humanidad, o sea, esto es como un intrusismo, o sea, un intrusismo.

Venga, chavales, a la calle, demandan ganada, ¿eh? Nos dijo que andaba mejor que yo, pero no había nada.

D1, D1, D1, D1, D1.

Artículos de costumbres.

Aquel pop, entrevistes a fondo.

Con Joel Montoya.

Programa patrocinado por Almazkara Mahara.

Un bi auténtico, un bi para disfrutar.

Me parece que nos están enredando.

Venga, vamos a divertirnos.

Es complicado empezar después de tres días más o menos malos.

Tenía muchas ganas de hacer esta entrevista contigo en este espacio muy quinteriano.

Fernando Pérez Borbujo es uno de esos profesores que o le amas o lo odias.

¿Es cierto? Totalmente.

Quizás ahora cada vez más, ¿no? Pues yo recuerdo que había profesores, yo he tenido más de 74 profesores a lo largo de la vida universitaria, y sin embargo solo recuerdo el nombre, o han dejado huella en mí cuatro.

Y uno de ellos es Fernando Pérez Borbujo, de filosofía.

¿Filosofía medieval era? Sí, filosofía medieval, pero también contemporánea.

Un placer, Joel, estar aquí.

Pues tú eras uno de los profesores que los alumnos buscábamos ir a esas clases que tú dabas.

Y entonces cuando empecé con el programa dije, este tío voy a echarle un toque y me alegra que lo hayas hecho tan sencillo.

Lo que te decía era que llevo tres días malos, pero era muy difícil que yo no viniese aquí a hacer esta entrevista contigo.

¿Qué tal, cómo te va? Para mí es un placer, y gracias por tus palabras, no sé si soy de esos cuatro profesores, pero lo cierto es que normalmente cuando alguien impresiona a alguien es porque yo también fui impresionado por alguien.

Yo tuve de maestro a Eugenio Trías, y realmente me pasó lo mismo que os ha pasado a vosotros, que era un pensador en vivo, reflexionando allí delante, sin papeles, sin nada, era un espectáculo.

También te digo que levantabas el mismo amor que odio, ¿eh? Sí, es que lo importante es no pasar indiferente por esta vida.

Hoy por hoy, con las nuevas generaciones, ¿cómo lo llevas? Bueno, van cambiando, me imagino que pasa como a todo, que uno nota cada vez más la brecha generacional, pero la comunicación en el aula es excelente.

¿Bien? Sí, sí, sí.

¿Estás contento? Sí. Siempre hay un grupo, ¿no? Un reducto.

Un reducto de gente inquieta, y como la filosofía es algo vocacional, y que se lleva dentro, pues en realidad solo espera la ocasión para poder salir.

Y siempre encuentras gente motivada, con ganas de curiosidad intelectual, de leer, de meterse.

Hay esperanza, ¿no? Sí.

Cada vez menos.

Yo no soy apocalíptico.

Sé que los tiempos, desde hace 150 años, no hacemos otra cosa que hablar de apocalipsis, de crisis, que si ecológica, que si política, que… Y tengo la sensación que después de 150 años ya no nos lo creemos, esto del apocalipsis.

O al menos debe ser un apocalipsis de tan larguísima duración que es mejor tomárselo con calma.

Yo no soy negativo, no va con mi carácter ni tampoco con mi forma de ser.

Preparando esta entrevista, decía, ¿cuál es la primera pregunta que le harías a este hombre? Y se me ha ocurrido esta.

¿Cuál es el mayor portento o influencia de la filosofía para ti? Bueno, yo siempre en clase decía… Al autor, al autor.

Sí, sí. Siempre en clase os decía lo mismo porque me lo creo.

Y es que los clásicos, los clásicos en cualquier disciplina son lo grande.

Y en filosofía a lo mejor hay, yo digo, no creo que haya más de 10 grandes.

Si pasamos de Platón a Aristóteles, Kant, Hegel… El problema es que el diálogo con eso es un diálogo interesante, pero están muertos.

Hay muchos de los jóvenes o de los nuevos, o sea, es que sí, es que si es Notre-Dame, es que si Vilchung Han… O sea, cada generación tiene su grupito de filósofos de referencia.

Pero yo animaría a hablar con lo grande.

Y si están muertos, pues entonces la filosofía es un diálogo con los muertos, que tampoco pasa nada.

Si tuvieras que decirme uno.

Si tuviera que decirte solo uno.

Solo uno.

Es una lección difícil para mí, no sabría muy bien qué decirte.

No sabría quién decirte.

Te lo digo por la pregunta que viene a continuación.

Sí.