Arcadia Extra : Las otras Madeleine McCan 3g6d5j

Muy buenas a todos, muy buenas a todas y bienvenidos a este Arcadia Extra. A principios de año conocíamos una noticia que volvía a poner en boga uno de los casos, uno de los sucesos, uno de los crímenes o de las desapariciones inquietantes más conocidas, de las que más se ha tratado, de las que más se ha hablado y de hecho una de las que más ha impactado en la sociedad de los últimos años. Y es que para principios de año, repito, una joven polaca, Yulia Faustina, comentaba ni más ni menos, comenzaba a explicar su historia asegurando que era Madeleine McCann, la joven, la menor, desaparecida cuando no había cumplido ni los cuatro años, mientras sus padres pasaban unas vacaciones en el Algarve, en Portugal.

Como en un reflejo al fin y al cabo de lo que es la sociedad hoy día, y según ha explicado la propia Julia, después de intentar ar sin éxito con la policía de su país o la policía metropolitana de Londres, la famosa Scotland Yard, el caso salió a la luz, se dio a conocer a través de su perfil de Instagram, donde acumula cientos de miles, si no ya millones, hace tiempo que no lo he mirado, de seguidores, y también de vídeos cortos de TikTok, donde explicaba su historia, las similitudes que le unían según ella físicamente a Madeleine y la historia de su infancia, en la que un poco más adelante entraremos, y que parece ser que tiene alguna especie de claro oscuro. Como argumentos de lo primero y más impactante que uno se ve, sí que es cierto que la cara cuando uno compara las fotografías no acaban o no parecen ser de la misma persona, evidentemente ninguno somos expertos en fisionomía y puede ser que un rostro de la más tierna infancia a la edad ya adolescente, pasando y entrando en la edad adulta, sea diferente, pero sí que es cierto, al menos en mi opinión, que no se le veía un parecido al menos razonable o definitivo. De las primeras pruebas, como decía, físicas que dieron a que mucha gente llegara a creer o al menos pudiera poner la duda al menos razonable.

En el caso de Julia era el coloboma ocular, esa fractura de tejido en el iris en el ojo derecho que compartía esta persona y con Madeleine, y que evidentemente es una cosa que no mucha gente tiene, es una característica muy poco habitual, si bien no es definitiva para acabar de otorgarle en la identidad de Madeleine McCann a la joven polaca. Como añadido, y según manifestaba la gente que sobre todo al principio de la historia creía más en lo que explicaba, que sí que es cierto que se ha ido diluyendo, había algunas pecas o algunas marcas físicas que parecían coincidir siempre según las propias fotos, repito, que ella posteaba en sus redes sociales. Sin embargo, vamos a ver algún detalle, ya que esto al final es una Arcadia extra, un contenido más rápido, más ligero, de las cosas que no acababan de cuadrar, al menos en lo físico. Luego volveré al argumento más importante que daba esta joven para unir su historia con la de la joven inglesa.

Vamos a repasar sobre todo lo que no une. No deja de ser una característica importante el hecho de que Madeleine, si hoy día estuviera viva, contaría con la edad de 19 años y no los 21 que Julia acredita tener, o que sus padres acreditan que tiene. Ella lo explica en algunas cosas que no le cuadran sobre su infancia. Por ejemplo, hace pocos días conocíamos a través de una rueda de prensa, rueda de prensa que Julia daba al lado de su representante y detective Sikaka, en la que luego nos detendremos, que habían podido comprobar que no existía constancia de la existencia de Julia, ni en registros oficiales, ni tan siquiera médicos, en la ciudad polaca de la que es oriunda Proclau, de los cero a los cinco años. Esto al final, junto a la poca colaboración realmente de los padres que se escudan en problemas mentales y se niegan a hacer una prueba de ADN con su propia hija, lo que de un pulmazo descartaría cualquiera de los padres.