Apoyo emocional a la infancia durante la enfermedad con Belinda Yagüe. o2c20

Me da muchísima alegría darte la bienvenida a este espacio donde exploraremos juntos el maravilloso mundo del autodescubrimiento y el crecimiento personal. Soy Karla Zulema Ríos, tu coach de vida. Estás en Llévame Contigo y Vuela. Comenzamos. Amigos y amigas, bienvenidos a un nuevo episodio de Llévame Contigo y Vuela. La vida sigue encontrando infinitas formas de florecer aún en los momentos más difíciles de nuestra vida. Hoy en Llévame Contigo y Vuela le damos la bienvenida desde España a Belinda Llagué, una mujer que realmente su historia de vida es inspiradora, que ha enfrentado uno de los desafíos más grandes que puede pasar un ser humano, el de ser sobreviviente de cáncer.

Además de su valentía de enfrentar esta enfermedad, Belinda ha demostrado sin duda alguna una fortaleza al acompañar a su hijo Mario durante este proceso que le tocó vivir, aplicando los principios de la crianza consciente. Hoy en Llévame Contigo y Vuela para ustedes, para el mundo Belinda Llagué. Bienvenida amiga, ¿cómo estás? Muchas gracias Karla, muchas gracias por tus bonitas palabras hacia mí. Encantada de estar contigo y de poder compartir pues este espacio tan bonito que tienes y bueno, pues poder mostrar un poco al mundo lo que estoy haciendo en estos momentos. Al contrario Belinda, yo me siento sumamente bendecida porque has aceptado la invitación a compartir tu testimonio de vida, un testimonio realmente inspirador para el mundo, para todas aquellas madres y padres de familia que en este momento pues no le están pasando nada bien a razón de un diagnóstico.

Y si te parece amiga, empezamos esta charla entre amigas, yo con mi vasito con agua, tú no sé que estarás por ahí. Con la agüita también. Entonces querida amiga, pues quisiera saber de entrada, ¿cómo fue que Belinda recibió el diagnóstico por enfermedad? ¿Qué fue lo que pasó por tu mente? ¿Qué se movió en lo más profundo de tu corazón Beli? Pues bueno, cuando me dice el médico que tengo un cáncer de mamá, lo primero que le pregunté si me iba a morir, porque claro al final no sabes en qué estadio estás, me lo dijo tal cual y lo primero que fue es, dios mío me voy a morir y me dijo que no y que bueno que en principio tenía buen buen pronóstico y tal y claro a continuación lo primero que piensas es en tu hijo Carla, porque al final somos madres y yo creo que la siguiente o la primera persona por la que te preocupas es por él.

Yo tengo uno nada más, en ese momento tenía nueve añitos y yo decía madre mía, o sea, ¿cómo vamos a llevar esto? ¿Sabes cómo le voy a comunicar esto? Los cambios que bueno, la verdad es que se te vienen muchísimas cosas. ¿Cómo voy a estar? ¿Voy a poder estar para él? ¿Cómo voy a estar yo? ¿Cómo me van a afectar los tratamientos, las cirugías? Bueno, la verdad es que te viene un montón de pensamientos y de mucha incertidumbre sobre todo, mucha incertidumbre.

Y ante ese diagnóstico que en ese momento era fatídico, ¿qué emociones estabas experimentando Belinda? Miedo, sobre todo miedo, sobre todo miedo a no poder ver crecer a mi hijo. Yo decía es que si a mí me pasa algo, o sea, lo que más me va a doler es no acompañarle, no ver en qué se convierte, no ser su pañuelo de lágrimas, su guía en un momento dado que necesite cualquier cosa, que pueda hablar abiertamente contigo.

Para mí eso, o sea, para mí ha sido el motor, Carla, ha sido el motor y la razón de sacar todas las ganas, ¿sabes? Y todo lo que había dentro de mí para poder afrontar este proceso. Claro, y desde la visión de la tanatología, pues no solamente se pierde la salud, sino que se pierde también todos esos sueños, todos esos anhelos.