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Descripción de EL APOCALIPSIS YA COMENZÓ 4j6c58
En este episodio de Somnifobia, te invito a enfrentar la incomodidad profunda de saber que el apocalipsis no es algo que vendrá en un futuro remoto, sino algo que ya estamos viviendo. Vivimos en tiempos extraños, tiempos en los que la realidad parece deslizarse entre nuestros dedos, diluyéndose lentamente hasta convertirse en algo irreconocible. El mundo no terminó con una explosión, sino con memes, de ironía y de una normalidad que esconde la catástrofe que ya ha llegado. Lo que llamamos realidad no es más que un escenario que colapsa en cámara lenta. 5x4l6b
Este contenido se genera a partir de la locución del audio por lo que puede contener errores.
La buena noticia es que el apocalipsis no está por venir, la mala es que el apocalipsis ya llegó.
No hubo ningún gran espectáculo para anunciar el fin de los tiempos.
Lo que llegó fue algo más perverso.
Un derrumbe silencioso disfrazado de continuidad, cubierto por la apariencia de normalidad.
Un colapso tan lento, tan sutil, que lo confundimos con la vida misma.
Y para colmo, llegó lleno de memes, lleno de ironía, lleno de risa nerviosa, de nihilismo irónico, de parodias que funcionan como analgésico para no sentir la quemadura real.
La mayoría sigue creyendo que el apocalipsis será un evento abrupto.
Un meteorito, una guerra, una señal divina.
Siguen esperando el momento cinematográfico en que todo se parte en dos.
Pero eso es una fantasía.
El verdadero apocalipsis es mucho más aburrido.
Consiste en la desintegración paulatina de todo lo que alguna vez pareció estable.
Pareció estable la economía, la política, la cultura, el sentido común, incluso la idea misma de la verdad.
Algunos lo sintieron cuando el mercado inmobiliario colapsó, cuando las instituciones financieras que causaron el desastre fueron rescatadas con dinero público, mientras los culpables tomaban vacaciones en yates en sus islas privadas.
Otros empezaron a despertarse cuando la política dejó de ser un instrumento de representación y se convirtió en entretenimiento, cuando los líderes dejaron de parecer estadistas y empezaron a parecer marcas, influencers, payasos de sí mismos.
Las redes sociales completaron ese trabajo.
Reconfiguraron la forma en que pensamos, en que deseamos, en que recordamos.
Lo que solíamos llamar realidad empezó a ser algo que se podía modificar.
Hoy incluso los desastres naturales se sienten como parte del calendario cultural.
Incendios forestales, inundaciones, olas de calor, se anuncian como si fueran desfiles de moda o estrenos en Netflix.
Se aproxima ya una ola de calor, un huracán, la época de incendios forestales.
Se documentan, se comparten, se olvidan.
Todo se reduce a contenido, y en medio de todo, un solo mensaje constante.
Vivimos un colapso lento y silencioso, tan sutil, que lo confundimos con la vida del día a día.
Se nos repite una y otra vez que todo está bien, que debemos seguir avanzando sin mirar atrás.
La mayoría obedece sin cuestionar.
Pero el colapso no se detiene.
Por el contrario, gana velocidad.
Se oculta detrás de la apariencia de normalidad.
No estamos esperando el apocalipsis.
Estamos viviendo el apocalipsis día a día.
Esto que escuchas no es una advertencia sobre el futuro.
Esto es la confirmación del presente.
Cuando alguien pierde algo que ama profundamente, atraviesa etapas bien conocidas.
Negación, ira, negociación, depresión y finalmente aceptación.
Lo vimos hasta en Los Simpsons.
Bueno, esto lo propuso...
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