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La ContraCrónica
Antieuropeísmo trumpista

Antieuropeísmo trumpista 2y5g6e

31/3/2025 · 01:00:57
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Descripción de Antieuropeísmo trumpista 5fa1e

Los europeos, incluso los que se creían mejor preparados para una segunda presidencia de Donald Trump, se han quedado sorprendidos por la rapidez y contundencia de los primeros dos meses de mandato. Nadie, ni siquiera los más pesimistas, se esperaban algo así. El Gobierno de Donald Trump no ha descansado ni un sólo día. Ha impuesto aranceles a la Unión Europea dentro de un marco mucho más amplio que afecta también a Canadá, México y China, se ha alineado con la narrativa rusa sobre Ucrania, ha excluido a Europa de las negociaciones de paz a pesar de que los europeos han aportado más a la defensa de Ucrania que Estados Unidos, y ha dejado en el aire el compromiso de defensa mutua de la OTAN. Además de eso, lleva desde enero exigiendo a Dinamarca que le entregue la soberanía sobre Groenlandia sin reparar en el detalle de que los groenlandeses no quieren ser estadounidenses. Más allá de las medidas políticas, el tono despectivo de Trump y su vicepresidente, JD Vance, ha sorprendido a Europa y a muchos estadounidenses que tienen en alta estima la alianza transatlántica. En febrero Vance aprovechó la conferencia de seguridad de Múnich para atacar a los Gobiernos europeos, acusándoles de reprimir la libertad de expresión al tiempo que criticaba sus leyes de inmigración y aborto. Sus comentarios desdeñosos sobre la capacidad militar de países como el Reino Unido o Francia, que apoyaron a Estados Unidos en Afganistán, provocaron mucha indignación. Sumémosle a eso el lamentable espectáculo en el despacho oval con Volodímir Zelenski o el brevísimo encuentro de Trump con el presidente polaco Andrzej Duda. Todo han sido menosprecios y desplantes. Trump ha calificado a la UE, un proyecto que Estados Unidos siempre apoyó, como algo creado para perjudicar a su país. Figuras de su círculo, como Elon Musk y Tulsi Gabbard, refuerzan esta hostilidad, atacan de continuo a Europa por su supuesta decadencia moral, económica y demográfica y acusan a los Gobiernos europeos de rechazar su herencia cristiana y sucumbir a la inmigración musulmana. Vance ha llegado a advertir de un suicidio europeo, lo que permite hacerse una idea de cómo esto va más allá de la agenda política del momento. Que Europa y Estados Unidos riñan no es nuevo. Siempre existió tensión entre ambas orillas del Atlántico. Desde sus orígenes Estados Unidos se veía a sí mismo como un país libre, moderno e innovador frente a la vieja, rígida y anticuada Europa. Tras la Segunda Guerra Mundial, la relación se fortaleció con la OTAN y la reconstrucción europea, pero la Guerra Fría y la guerra de Irak en 2003 reavivaron las tensiones latentes desde tiempo antes. La percepción estadounidense de una Europa estancada económicamente y dependiente de su protección militar ha alimentado el resentimiento, algo que ha explotado bien el trumpismo, que ve a Europa como el epicentro de esas élites globalistas que tanto desprecia y que considera que le robaron las elecciones de 2020. Tanto Trump como su círculo íntimo no ocultan su iración por líderes autoritarios como Vladimir Putin, mientras critican a la UE como un símbolo del globalismo que perjudica a los trabajadores estadounidenses. Su política comercial, como el arancel del 25 % a importaciones de automóviles anunciado para el mes próximo, no es más que una consecuencia de eso mismo, de un sentimiento de haber estado pagando la fiesta a otros mientras recibían agravios. Aunque las críticas a Europa por su gasto en defensa no son nuevas, el rechazo de Trump a la OTAN y su acercamiento a Rusia marcan un giro radical. Eso, como es obvio, ha alarmado a todos en Europa por las implicaciones en Ucrania y, de un modo más general, para la seguridad del continente. En La ContraRéplica: 0:00 Introducción 4:06 Antieuropeísmo trumpista 33:26 El Signalgate 45:20 Doble rasero judicial · Canal de Telegram: https://t.me/lacontracronica · “Contra la Revolución sa”… https://amzn.to/4aF0LpZ · “Hispanos. Breve historia de los pueblos de habla hispana”… https://amzn.to/428js1G · “La ContraHistoria de España. 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Soy Fernando Díaz Villanueva, hoy es 31 de marzo de 2025 y esto es LA CONTRACRÓNICA Los europeos, incluso los que se creían mejor preparados para una segunda presidencia de Donald Trump, se han quedado sorprendidos por la rapidez y contundencia de los primeros dos meses de mandato. Nadie, ni siquiera los más pesimistas, se esperaban algo así.

El gobierno de Donald Trump no ha descansado ni un solo día. Ha impuesto aranceles a la Unión Europea dentro de un marco mucho más amplio, que afecta también a Canadá, México y China. Se ha alineado con la narrativa rusa sobre Ucrania, ha excluido a Europa de las negociaciones de paz, a pesar de que los europeos han aportado más a la defensa de Ucrania que a Estados Unidos, y ha dejado en el aire el compromiso de defensa mutua de la OTAN. Además de eso, lleva desde enero exigiendo a Dinamarca que le entregue la soberanía sobre Groenlandia sin reparar en el detalle de que los Groenlandeses no quieren ser estadounidenses.

Más allá de las medidas políticas, el tono despectivo que Trump y su vicepresidente, Jadie Vance, utilizan contra Europa ha sorprendido mucho a Europa y a muchos estadounidenses que tienen en alta estima a la alianza transatlántica. En febrero, Vance aprovechó la Conferencia de Seguridad de Múnich para atacar a los gobiernos europeos, acusándoles de reprimir la libertad de expresión al tiempo que criticaba sus leyes de inmigración y aborto.

Sus comentarios desdeñosos sobre la capacidad militar de países como el Reino Unido o Francia que apoyaron a Estados Unidos en Afganistán provocaron mucha indignación. Sumémosle a eso el lamentable espectáculo en el Despacho Oval con Volodymyr Zelensky o el brevísimo encuentro de Trump con el presidente polaco, con Andrzej Duda, en fin, que todo han sido menos precios y desplantes. Trump ha calificado a la Unión Europea un proyecto que Estados Unidos siempre apoyó como algo creado para perjudicar a su país.

Figuras de su círculo como Elon Musk o Tulsi Gabbard refuerzan esta hostilidad. Atacan de continuo a Europa por su supuesta decadencia moral, económica y demográfica, acusando a los gobiernos europeos de rechazar su herencia cristiana y sucumbir a la inmigración musulmana.

Vance ha advertido sobre un suicidio europeo, lo que permite hacerse una idea de cómo esto va más allá de la agenda política del momento. Que Europa y Estados Unidos riñan no es algo nuevo.

Siempre existió cierta tensión entre ambas orillas del océano Atlántico. Desde sus orígenes, Estados Unidos se veía a sí mismo como un país libre, moderno e innovador frente a la vieja, rígida y anticuada Europa. Tras la Segunda Guerra Mundial, la relación se fortaleció con la OTAN y la reconstrucción europea. Pero la Guerra Fría y la Guerra de Irak en 2003 reavivaron las tensiones latentes desde tiempo antes.

La percepción estadounidense de una Europa estancada económicamente y dependiente de su protección militar ha alimentado el resentimiento, algo que ha explotado bien el trumpismo, que ve a Europa como el epicentro de esas élites globalistas que tanto desprecia y que considera que le robaron las elecciones de 2020.

Tanto Trump como su círculo íntimo no ocultan su iración por líderes autoritarios como Vladimir Putin, mientras critican a la Unión Europea como un símbolo del globalismo que perjudica a los trabajadores estadounidenses. Su política comercial, como el arancel del 25% a las importaciones de automóviles anunciado el otro día y que entrará en vigor dentro de apenas cuatro días, no es más que una consecuencia de eso mismo, de un sentimiento de haber estado pagando la fiesta a otros mientras recibían agravios.

Aunque las críticas a Europa por su gasto en defensa no son nuevas, el rechazo de Trump a la OTAN y su acercamiento a Rusia marcan un giro radical. Eso, como es obvio, ha alarmado a todos en Europa por las implicaciones en Ucrania y, de un modo más general, por las implicaciones que tiene sobre la seguridad del continente. Lo vimos la semana pasada. Era un mensaje de texto dentro de un chat de la aplicación Signal, presuntamente dirigido a los participantes, que lo iban a leer. Eran a todos libres, por lo tanto, de decir lo que viniesen gana porque nadie estaba escuchando.

O al menos eso era lo que creían. Me refiero a esta historia del grupo de Signal que, en fin, ha puesto en el primer aprieto serio al recién estrenado gobierno estadounidense de Trump. El vicepresidente, Jody Vance, y otros altos cargos de la istración Trump usaban esta aplicación de mensajería para hablar sobre un ataque militar.

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