
Descripción de Actualidad Semanal +D. Semana 18/2025 3k6d4u
Vale, vamos a ver qué tenemos entre manos. Parece que la economía global ha decidido jugar a la Rayuela Cósmica últimamente. Por un lado, nos bombardean con aranceles que amenazan con paralizar el comercio entre los dos gigantes del planeta. Los mercados tiemblan, luego se recuperan como si nada, aunque el PIB diga que nos vamos para atrás. ¿Recesión a la vista o simple marejadilla? Mientras, los colosos tecnológicos siguen a lo suyo: presentando beneficios estratosféricos, hablando de inteligencias artificiales que pronto nos harán hasta la declaración de la renta (y escribirán su propio código, ojo), e invirtiendo cantidades que marean en centros de datos. Eso sí, entre pleitos antimonopolio y la sombra de los propios aranceles, que no se sabe a quién van a fastidiar más. Y en medio de todo esto, el ciudadano de a pie, que lo mismo paga la compra del súper a plazos que hace cola por un muñequito chino que vale un potosí. Las aerolíneas dicen estar en crisis pero los billetes (a veces) bajan, y las tiendas de chollos desafían las leyes de la economía (y de los aranceles). Un panorama, digamos, entretenido. Vamos a intentar desgranar un poco este lío. ¿Quieres anunciarte en este podcast? Hazlo con advoices.com/podcast/ivoox/525859 4c4b2j
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Buenas tardes, hoy es domingo 4 de mayo. Para muchos vuelta después de pasar un bonito puente, algunos puente realmente oficial porque como para los madrileños se celebraba esa gran ocasión que tendría que ser para toda España el 2 de mayo y algunos pues también pues que lo hayáis cogido.
Esperemos que lo hayáis disfrutado. Ahora para un poco volveros a poner los pies en el suelo, aquí estamos con nuestro podcast de más dividendos de actualidad semanal, es la semana 18. Como siempre agradeceros la atención, pediros por favor que compartáis con el mayor número de gente posible, aunque os caigan bien, que os hagáis patreones si lo estimáis oportuno y que le deis difusión por todos los medios por tierra, mar y aire. Esto nos ayuda muchísimo.
Madre mía vaya lío de papeles que tengo, parece que el mundo financiero se ha vuelto loco, quizás siempre lo estuvo y ahora simplemente lo iré a más. En fin, aquí un servidor, plumilla recalcitrante y observador perplejo de la condición humana y sus tejemanejes monetarios, se dispone a poner un poco de orden en este maremangum de noticias, cifras y profecías apocalípticas o gloriosas según quien las firme. Abróchense los cinturones que despegamos hacia el proceloso mundo de la economía y las finanzas cosecha reciente.
Empecemos por el plato fuerte o quizás el más indigesto. ¿A qué han liado los americanos con sus aranceles? Parece que el señor Trump en su segunda venida decidió que el mundo era un tablero de risk y él, pues eso, el jugador principal, anunció aquello del día de la liberación, el 2 de abril, que sonaba muy rimbombante pero que básicamente consistía en ponerle pegatinas con precios prohibitivos a casi todo lo que viniera de fuera, especialmente de China. Claro, los chinos, que tontos no son, respondieron con la misma moneda y ahora tenemos aranceles del 145% por un lado y del 120% por el otro.
Un disparate de tal calibre que el comercio entre las dos mayores economías del mundo está más tieso que la mojama. Los mercados, que tienen la sensibilidad de un sismógrafo en un tablado flamenco, se dieron un batacazo considerable. El S&P 500 perdió un 7% en los primeros 100 días del mandato Trump, el peor arranque desde los tiempos de Gerald Ford, allá por 1974, cuando Nixon tuvo que hacer las maletas por el Watergate y la inflación galopaba como un caballo desbocado por culpa del embargo petrolero árabe. Ahora, la inflación no era para tanto al empezar el año, pero hay amigo, la que se ha liado con los aranceles ha resucitado a los fantasmas.
Se habla de recesión o la misma alegría que se pide una caña. Morgan Stanley le da un 40% de posibilidades este año, Goldman Sachs el 45%, JP Morgan Chase sube la apuesta al 65% y hay economistas aguerreros que la ven casi segura al 85% o al 90%. Hasta Ray Dalio, que maneja más dinero que el Banco de España, teme algo peor que una recesión. ¿Será verdad? Hombre, las cifras del primer trimestre de Estados Unidos me invitan al optimismo. La economía se contrajo un 0,3% anualizado. La culpa, dicen, es del subidón de importaciones. Las empresas, previendo la que se venía encima con los aranceles, se lanzaron a comprar fuera como si no hubiera un mañana, inflando artificialmente el déficit comercial.
Luego, claro, el gasto público también bajó, con el gobierno apretándose el cinturón o eso dicen. Pero, ojo, que no todo es negro. El consumo, motor de la economía yanqui, aguantó el tipo y subió un 1,8% trimestral y un 0,7% en marzo.
El índice PCE, ese que mira la Fed con lupa, se quedó plano en marzo, cosa que no pasaba desde hacía un año. Así que tenemos un cuadro confuso. La economía se encoge, pero la gente sigue comprando, quizá para adelantarse las subidas de precios, y la inflación subyacente parece dar un respiro. Un lío, vamos. Lo curioso es que, tras el susto inicial, los inversores parecen haberse tomado una tila colectiva.
El S&P 500, tras caer en picado, recuperó terreno y volvió a niveles de liberación. ¿Optimismo, inconsciencia o simple confianza en que el señor Trump, como ya ha hecho otras veces, acabará reculando cuando vea las orejas al lobo económico y sus índices de popularidad caigan más rápido que un suple mal hecho? Ya ha empezado a subizar los aranceles a los coches, por ejemplo, permitiendo ciertos reembolsos y evitando el efecto acumulativo con los del acero y aluminio. Pero fiarse de estos bandazos es jugar a la ruleta rusa.
China, por su parte, no parece tener prisa por llamar a Washington. Se sienten fuertes, saben que venden cinco veces más a Estados Unidos de lo que compran, y aunque sus exportaciones flaquean, los pedidos cayeron a mínimos de 2022 en abril, tienen un mercado interno gigantesco y una capacidad de aguante al dolor económico que ya quisiéramos por aquí. Además, están buscando alternativas desviando producción a Vietnam o México, aunque eso no les librará del todo los aranceles si Trump se pone tonto, y potenciando su mercado doméstico con iniciativas como la de JD.com, que comprará generos de exportación para venderlo en casa.
Y mientras tanto, el resto del mundo mira con el alma en vilo. Europa, tradicional aliada, se siente abandonada y despreciada. Los aranceles golpean, la OTAN se cuestiona y la relación transatlántica se resiente. Países como Corea del Sur y Japón, aterrados ante la posibilidad de perder el paraguas nuclear americano, hacen equilibrios para condenar a Trump sin enfadar a China, su gran socio comercial. Ofrecen comprar más gas, ayudar a construir barcos, aunque los aranceles al acero lo complican, pero saben que la papeleta es difícil. La incertidumbre es la única solución.
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