5x33 Actualidad. El apagón 2s2k1u

¡Buenas! ¿Qué tal? Estamos de vuelta. ¡Saludos moradores del refugio! Voy a hacer un paréntesis. Sigo sorprendiéndome de decir moradores bien, con lo que me costaba al principio. Nos encontramos viajando entre nuevas colonias, explorando satélites, estaciones espaciales y todo tipo de nuevas tecnologías, recorriendo el mapa en busca de nuevas aventuras. Eso sí, siempre acompañados de Alma Minguer.

¡Un saludo, aventureros! Daniel Cordero. ¡Un saludo, aventureros! Jaime Barón. ¡Un saludo, aventureros! Y el que os habla, Víctor Vera. Bien, pues tras saludar como es debido y presentarnos ante la oscuridad, entraremos en la cueva, saludaremos y como es habitual, nos sentaremos y hablaremos mientras llenamos nuestros estómagos.

En el episodio de hoy hablaremos de actualidad, del apagón que ha habido en España, Portugal y parte de Francia este 28 de abril del 2025. A las 12 y 33 del mediodía, que por cierto, voy a hacer otro paréntesis, estaba yo editando el podcast de la semana pasada, estaba yo a medio editar y de repente se va la luz y digo, bien, perfecto, no lo tengo guardado.

A mí me estaban haciendo una ecografía, debo decir, o sea, imagínate.

Madre mía, lo tuyo es peor, Dani. Yo estaba tomándome un desayuno, o sea...

Pues otra, que me he levantado y he dicho, bueno, pues nada, subiré los plomos y ya está, seguiremos. Y no, no ha habido manera. Bueno, pues mientras muchos españoles almorzaban o regresaban del trabajo y como ya hemos dicho, portugueses y algún que otro francés, pues una sombra cayó repentinamente sobre el país, pero no era un eclipse, no, no era un eclipse, era algo mucho más inesperado, un apagón masivo que dejó a oscuras a más de 60 millones de personas entre España, Portugal, Andorra también, claro, y Francia.

Las ciudades quedaron en silencio, semáforos apagados, trenes detenidos, ascensores bloqueados, hospitales activando generadores de emergencia. Esto lo sabes tú bien, Daniel. En cuestión de segundos, la rutina diaria se transformó en una escena sacada de una película de ciencia ficción, o quizás de terror. ¿Qué había pasado? Las autoridades no tardaron en reaccionar. Red Eléctrica de España informó de una oscilación de flujo de potencia en el sistema eléctrico europeo. ¿Una descarga solar? ¿Un error técnico? ¿Un ciberataque? Nadie lo sabía con certeza. Aún hoy la causa sigue bajo investigación.

Se perdieron 15 gigavatios de golpe, más de la mitad del consumo eléctrico nacional en ese instante.

La red simplemente no pudo sostenerse. Lo curioso es que ni una tormenta, ni una sobrecarga, ni siquiera un sabotaje se han confirmado como culpables. Es como si un sistema tan complejo como el nuestro simplemente colapsara por su propio peso. Y como en toda historia moderna, pues surgieron teorías. Nocturne tiró la ulti. Sí, seguramente. Estaría guapo en verdad.

Algunos apuntaron a pruebas secretas de armamento electromagnético. Otros a señales provenientes del espacio profundo interfiriendo en las redes. Incluso hubo quien bromeó con un ensayo general para una invasión extraterrestre. Pero fuera de la ficción, lo real fue el caos momentáneo y la fragilidad que quedó al descubierto. Cinco personas murieron a causa del apagón. Las telecomunicaciones colapsaron.

Los trenes de cercanía se detuvieron con pasajeros dentro durante horas. Y en las ciudades las aplicaciones de comida y los pagos electrónicos dejaron de funcionar, obligando a más de uno a redescubrir el dinero en efectivo. Pero también hubo luz entre tanta oscuridad. Vecinos ayudando a personas mayores a subir escaleras. Jóvenes dirigiendo el tráfico a mano. Y una conexión humana poco habitual en esta era de pantallas.

A las 5 de la tarde comenzaron a restaurar la red. A las 11 de la noche la mitad del país ya tenía la luz. Y al día siguiente por la mañana todo volvía lentamente a la normalidad. ¿O no? Porque lo cierto es que este apagón no sólo fue eléctrico. Fue un apagón de certezas. Un toque de atención del sistema. Una grieta en la ilusión de control que todos compartimos. Y la gran pregunta queda en el aire.

¿Estamos preparados para el siguiente? ¿Hay algunos que sí?