25 de mayo 2025 - Homilía de 20h - Don Alfredo 40942

El Señor esté con vosotros. Lectura del Santo Evangelio según San Juan.

En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos, el que me ama guardará mi palabra y mi padre lo amará y vendremos a él y haremos morada en él. El que no me ama no guarda mis palabras y la palabra que estáis oyendo no es mía, sino del Padre que me envió. Os he hablado de esto ahora que estoy a vuestro lado, pero el Paráclito, el Espíritu Santo que enviará el Padre en mi nombre será quien os lo enseñe todo y os vaya a recordar todo lo que os he dicho. La paz os dejo, mi paz os doy. No os la doy yo como la da el mundo. Que no se turbe vuestro corazón ni sea cobarde. Me habéis oído decir, me voy y vuelvo a vuestro lado.

Si me amárais, os alegraríais de que vaya el Padre, porque el Padre es mayor que yo.

Os lo he dicho ahora antes de que suceda, para que cuando suceda creáis. Palabra del Señor. Los hombres muchas veces nos cansamos, ¿verdad? Buscamos siempre la novedad y ya este es el sexto domingo de Pascua y es posible que vaya decayendo un poco ese ánimo y esa alegría propia de la Pascua, porque ya van pasando semanas y es un poco como sucede en la vida ordinaria. Pues que lo primero, ¿verdad?, hay como cierto sensacionalismo hacia lo nuevo, que siempre puede ser noticia.

Por ejemplo, el nombramiento del nuevo papa. ¿Cuántos miles de periodistas estaban destinados allí en Roma para transmitir la fumata blanca, quién iba a ser el nuevo papa? Y si miramos ahora las noticias o los periódicos, pues ya nadie, ya todo el mundo ya se ha olvidado ya de estas semanas que ha habido noticias sobre el papa, ahora ya pues así, ¿no? Y así nos puede suceder también a los cristianos, que decaiga ese ánimo, que decaiga esa tensión. Y por eso la Iglesia siempre, a través de esa palabra de Dios, nos va sosteniendo, ¿no?, nos va animando, nos va enseñando.

Y por eso dice hoy el Señor en el Evangelio, el que si me amáis, es decir, si permanecéis en ese amor mío, guardaréis mi palabra y Dios hará morada en nosotros. Qué bonito es, ¿verdad?, permanecer en el amor de Dios y qué bueno que Dios quiere estar con nosotros. Hacer morada es establecer su lugar, montar su tienda, ahí donde es bien recibido, donde es más recibido, dice el que no guarda mi palabra, no está conmigo, ¿no?, no me ama. Pero por eso en nuestro ánimo tiene que estar ese amor de Dios, esa respuesta a Dios. ¿Cómo? Pues guardando su palabra.

Cuando escuchábamos, ¿verdad?, y si meditamos esta palabra de Dios, este Evangelio, enseguida seguro que nos acordamos de esa frase que dice también el Evangelio sobre nuestra madre, la María. Dice que María guardaba todas esas cosas, todo lo que decía su hijo, todos sus gestos, sus palabras, sus milagros, en su corazón y los meditaba. Y eso es lo que tenemos nosotros que practicar, guardar la palabra de Dios, es hacer la vida, ¿no?, es guardarla, es cumplirla. Y cumplirla es, pues, trasladar esas palabras a mi vida, ¿no?, para que yo no haya perdido mi vida.