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Historias de detectives de verdad
21. Mentiras con buena imagen: El CASO de la belleza intocable

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22/3/2025 · 03:56
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Historias de detectives de verdad

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¡Bienvenidos a "La Confidencia Mutua", el vértice micro podcast más intrigante de "Historias de detectives de verdad"! En este episodio, el detective recibe un encargo que lo interrumpe en pleno almuerzo con un viejo amigo. Una aseguradora sospecha de una reclamación por incapacidad absoluta presentada por una joven modelo. Su historia parece impecable, su imagen transmite confianza, pero… ¿es realmente legítima? Lo que comienza como una simple verificación se convierte en un caso que pondrá a prueba la percepción de la verdad y la facilidad con la que la apariencia puede convertirse en un arma. Soy Óscar Rosa, y esto es La Confidencia Mutua. ¿Quieres anunciarte en este podcast? Hazlo con advoices.com/podcast/ivoox/1279192 654h2v

Lee el podcast de 21. Mentiras con buena imagen: El CASO de la belleza intocable

Este contenido se genera a partir de la locución del audio por lo que puede contener errores.

Mentiras con buena imagen. El caso de la belleza intocable.

No hay una estadística que lo demuestre o sí, pero la experiencia dice que las personas agraciadas físicamente suelen despertar menos sospechas. Tal vez porque el perjuicio nos hace pensar que la belleza y la honestidad van de la mano, que alguien con una cara impecable no puede ocultar una mentira, pero en este oficio la apariencia es solo eso, una máscara, y este caso no iba a ser la excepción. El encargo llegó en un momento inoportuno.

Era mediodía, y por una vez había logrado encontrar un hueco para ver a un buen amigo.

De esos que pueden pasar meses sin verse, pero cuando te sientas frente a ellos, la conversación y energía fluye de tal modo como si lo hubieras visto ayer.

Llevábamos un rato poniéndonos al día cuando mi móvil vibró sobre la mesa. Un correo electrónico. Lo ignoré al principio, pero los detectives tenemos una relación de dependencia con el teléfono. Da igual lo que estés haciendo. Una llamada, un mensaje, un correo puede cambiar nuestro día. A veces me arrepiento de todos los momentos que he interrumpido con mi mujer, mis hijos o mis amigos para atender un encargo. De las veces que he tenido que detener el coche en una estación de servicio para responder a un cliente, y esta vez no fue diferente.

Leí el asunto del correo. Investigación sobre reclamación de incapacidad. Y suspiré.

Otro fraude a una aseguradora, o al menos esa era la sospecha. Me disculpé con mi amigo y abrí el mensaje. La compañía quería que verificara la autenticidad de una reclamación presentada por un joven modelo que alegaba incapacidad absoluta. Decía necesitar asistencia constante de una amiga quien supuestamente vivía con ella para cuidarla. Pero algo en la historia no encajaba, al menos para el tramitador del seguro, que era quien había solicitado el encargo. Poco días después comenzamos la vigilancia.

Y lo primero que notamos fue lo evidente. Aquella mujer llevaba una vida completamente normal. Nada en ella indicaba incapacidad alguna. La vimos conduciendo sin problema, haciendo ejercicio en el gimnasio, saliendo de compras, limpiando su coche. Se movía con soltura, sin rastros de limitaciones físicas. Lo más llamativo fue la cuidadora, o mejor dicho, la ausencia de ella. La modelo vivía sola desde principios de año. No había rastro de que compartiera casa con alguien, y mucho menos que necesitar ayuda para su día a día.

Más aún, revisamos antecedentes y descubrimos que había presentado la misma reclamación a otras dos aseguradoras. La jugada no era nueva. Y el caso tomó un giro aún más llamativo cuando investigamos su situación económica. Entre mayo y septiembre había adquirido dos vehículos de lujo. Difícil de justificar si realmente se encontraba en una situación de incapacidad total. Lo curioso es que, a pesar de todo, parecía confiada, como si estuviera convencida de que nadie cuestionaría su historia.

Y el informe final fue demoledor. Reunimos pruebas gráficas y testimonios que desmontaban su versión. La aseguradora tenía todo lo necesario para rechazar la reclamación y emprender acciones legales si lo consideraba oportuno. No era la primera vez que alguien intentaba algo así, pero este caso confirmaba lo que ella sabía. La apariencia puede ser una gran aliada para la engaña, pero la verdad siempre encuentra la forma de salir a la luz.

Soy Oscar Rosa y estamos en la confidencia mutua.

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