Descripción de 2. Un café con Maradona en Bogotá | Historias de Fútbol – RadioUNIAJC 1t6y3h
A veces, el destino te pone en el lugar y el momento exacto. En este episodio, Óscar Rentería recuerda cómo, con la ayuda de un amigo, logró sentarse a tomar un café con Diego Maradona. Entre risas, anécdotas y confesiones, el 10 habló de su infancia, su amor por el fútbol y su visión del mundo. Un encuentro inolvidable con el genio que conquistó el balón y los corazones. 🎧 Escúchalo en RadioUNIAJC. #RadioUNIAJC 416d1t
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En una villa nació, fue deseo de Dios, crecer y sobrevivir, a la humilde expresión, enfrentar la adversidad, con afán de ganar hacia cada paso la vida Hace muchos años, con motivo del campeonato mundial de fútbol que se realizó en México, por aquello de la altura en el territorio Azteca, la selección de Argentina decidió pasar algunos días en Bogotá.
Después de varias visitas del cuerpo médico y asistentes de esa selección, escogieron el Hotel La Fontana al norte de Bogotá.
En ese sitio, el día que arribó la selección, nos reunimos más de 200 periodistas, dispuestos a lograr una entrevista con Diego Armando Maradona, la gran figura del momento.
Dicen que escapó de un sueño, en casi su mejor gambeta, que ni los sueños respeta, tan lleno va de coraje, sin demasiado ropaje y sin ninguna careta Dicen que escapó este mozo del sueño de los sin jeta, que a los poderosos reta y ataca a los más villanos, sin más armas en la mano, que un 10 en la camiseta Pasaban las horas y nada de Maradona, nos decían personas del hotel que le llevaban el mensaje pero nunca apareció para atendernos. Yo tuve la suerte de encontrarme en la puerta del hotel con un gran amigo y esa fue mi salvación.
Años atrás, había conocido a José María Muñoz en la voz de los Estados Unidos de América y con él hicimos varias transmisiones internacionales, especialmente para destacar las conquistas de estudiantes de La Plata.
José María fue el mejor narrador de fútbol de Argentina, tenía toda la sintonía y su nombre pesaba mucho en el mundo del balón.
Después de saludarnos y de contarle que quería una entrevista con Maradona, me pidió que ingresara al hotel por la puerta de los empleados, que él se encargaría del resto.
El gordo Muñoz, como todo el mundo le decía, me esperó y me llevó al restaurante del hotel. Casi todos los jugadores ya habían comido, pero Maradona todavía conversaba con personas del cuerpo técnico.
Al ver a José María, Maradona lo invitó a tomar un café y ese instante se aprovechó para que mi amigo me lo presentara. Estrechamos las manos y me invitó a sentarme a la mesa.
José María le dijo que yo era su mejor amigo en Colombia y que le pedía que me concediera una entrevista. Recuerdo las siguientes palabras con las que respondió el jugador.
Che, tomamos café, cafecito colombiano y yo lo atiendo con mucho gusto. Diego terminó el café, pidió un vaso con agua, otro tinto para mí, se despidió José María de nosotros y quedé solo con el mejor jugador que tenía el fútbol en ese momento.
Le pregunté inicialmente en la entrevista, que duró más de una hora, por qué no había aceptado la propuesta que le hizo el América para jugar en Colombia. Sonrió y con mucha seguridad me dijo, el equipo dueño de mi pase pidió mucho dinero.
Maradona me habló de Pelé, me dijo que Pelé y él eran diferentes como personas y como jugadores de fútbol. Como personas, Pelé según sus palabras era más serio y él más divertido. Le pregunté si era mejor jugador Pelé y entre sonrisas me dijo, no hay mejor, cada uno en lo suyo.
Tocamos el tema del amor y me sorprendió cuando me dijo que tenía un corazón muy grande, donde cabía mucha gente. Intenté profundizar en el tema y me pidió pasar a las siguientes preguntas. Le hice ver que él siendo primerísima figura del fútbol era muy amable contra otros argentinos que tenían fama de creídos y prepotentes, especialmente los porteños o sean los nacidos en Buenos Aires.
Cambió su sonrisa por una mirada penetrante y me respondió, esa fama la ganamos hace rato y tienen razón. No es mi caso, porque yo nací y me crié en una villa miseria donde nadie se puede creer con nada. En esos sitios manda el hambre, la pobreza y la necesidad. No le gustaban los temas religiosos, pero hablamos de Dios y lo sentí respetuoso.
Penetramos en el campo político y siempre se salió por la tangente, sin dejar de comentarme que los políticos roban y roban y nunca los condenan. Quise saber más.
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