#176 | Un programa de centro (de centro comercial) 704f5u

Buenos días, buenas tardes y buenas noches. Bienvenidos un programa más a Monos con Pistolas, el podcast satírico post-pop que puede que vaya a tocar su tema más personal. Un tema para el que llevamos preparándonos toda la vida. Y esta entradilla me suena que ya la he dicho alguna vez, pero en esta ocasión es más cierto que nunca. Vamos a hablar de algo en torno a lo que se fundan las sociedades. Es un lugar de peregrinación al que van cientos y miles de coches cada fin de semana y que provoca atascos en las autopistas. Conmigo están...

Pues Sergio Cano, que podría decirse que yo durante mis felices 20 fui una flor de invernadero porque me pasé muchos años bajotechado acristalado. Tanto tiempo en el centro comercial que podía haberme empadronado allí. Y Don Hurtado, que ha venido de traje, igual que cualquier empleado de esos establecimientos, dispuesto a analizar por qué pasearse una tarde por las mismas tiendas, los mismos restaurantes y las mismas opciones de ocio en todos los puñeteros lados es tan importante para mucha gente. Sobre todo por el aire acondicionado, que ya empieza a hacer calor. Y es que vamos a hablar de los centros comerciales.

Una cosa que, como decía, llevamos preparándonos no dos semanas como normalmente preparamos los temas. ¿Una semana? ¿Dices, Sergio? ¿Una semana? ¡Una semana! Es una semana en realidad. Tres días. De hecho, yo pensaba que grabamos la semana siguiente, que me venía mejor, pero no son dos semanas. Es una semana. Pero es una semana porque lo dejáis para la última semana. Procrastinación se llama. No se llama procrastinación. Se llama que elegimos el tema el lunes y ya. Pero tú mañana acabas. Sí. Y ya sabes, no hay tema para el próximo. No hay tema. Pero vamos a decir el lunes. Claro. Ya estás pensando en qué tema vas a hacer. Y el lunes, según te lo dicen, te puedes poner. Pero no, lo dejas para el lunes siguiente.

Pero por eso nos llamamos monos con pistola, ¿no? Bueno, como sea. Suscribiros, dejarnos un comentario si os apetece, que este es un buen momento. Y vamos a comenzar con nuestra lección más extensa. De hecho, hemos hecho sintonía y todo. ¿Qué hemos hecho a esta sintonía? Nuestro pliego de descargas. Venga. ¡Pliego de descargas! ¿Sabéis que tenemos el récord del podcast con más cabeceras? Hombre, es que a mí me dijeron. En los podcasts serios tenían cabeceras. Cabeceras y secciones. Y ya lo tenemos hecho. Ya vamos a muerte con eso. Bueno, pues yo, para esta sección tan especial, que sabéis que me gusta tanto porque fui educado en la fe católica, he desempolvado el cilicio, el de diario, ¿no? El , aquel que nos contaba el profesor Hache. ¿Recuerda, profesor Hache? Sí.

Que confeccionaba en una orden de monjas montaraces estrábicas en un monasterio de los Alpes con huesos de colibrí. De gorrión. De gorrión. Bueno, pero me gusta pensar que es aún más delicada la tarea y la labor de esas hermanas. Y al hambre de Coltán, para disculparme una vez más, me gustaría disculparme una vez más por los súbitos cambios de volumen de las intervenciones mías, porque hay personas que a lo mejor duermen a mi lado, que se lo ponen para dormir y de repente se llevan sustos. Claro, también te digo. Bueno, sí. No te lo pongan para dormir.

Bueno. Podríamos hacer uno especial. Eso es como ponerse para dormir el larguero, cuando hacen tertulia y se ponen a gritar entre ellos. Perdonad, que no quería decir que se lo ponen para dormir.

Un saludo. Pero hay que estar acostumbrado que en todos los podcast hay cambios de tono, si se habla más bajo o más alto, dependiendo de la función. Sí, pero aquí tenéis un baile con el micro de la hostia. Pero no entiendo por qué lo dices. Nos alejamos mucho a veces. Parece esto una película española. No pasa nada. Quería decir que no se pone el podcast para dormir, sino que se pone el podcast y a veces se queda dormida.

Voy a tachar el chiste del ASMR, que ya está, y voy a decir que nos ha llamado la atención alguien con el nickname vieja mofeta, que dice que hablamos durante el programa anterior varias veces de que molaría un papa ortodoxo y que los ortodoxos no van al conclave. ¡No! Pero sí que van. Van invitados. Quedan allí, pero no entran en las votaciones porque no pueden votar. ¡Ah, que se quedan en las puertas! Van a ver que se cuece. Como cuando voy yo a una boda.

Pero de eso sí podrían hacer una película, una segunda parte de conclave, que son curas ortodoxos que se van a Roma y diciendo bueno pues ya quedamos después del conclave y bueno ahora que hacemos que han cerrado las puertas pues vámonos a un centro comercial.