163 - Un pueblo llamado Dante's Peak (1996) 4j5w5r

Everything can happen and fucking mortal podcast le miré fijamente a los ojos encarando me hable en un tono casi amenazante pero ese viejo carcamal seguía defendiendo su postura de no abandonar la estúpida butaca que llevaba cuarenta años calentando con el trasero los cuerpos policiales ya habían tomado las calles para evacuar el pueblo mi padre recio e impertinente como siempre había sido repetía una y otra vez que de allí no se movia que esa era su casa y que él la levantó de la nada así que si tenía que desaparecer lo haría dentro de ella el muy analfabeto nunca se había portado conmigo con el más mínimo afecto paternal llamarme por mi nombre era la forma más respetuosa en que se había dirigido a mí lo normal es que me convocase desde bien pequeño por apelativos como mequetrefe enano e incluso a veces idiota no sé en qué momento se me ocurrió pensar que mi presencia allí le convencería para acompañarme nunca le había importado lo más mínimo haciendo balance de todas las ocasiones en que mi progenitor se aprovechó de mi ingenuidad las deudas que adquirió por su tozudez y que yo asumí para evitar que le embarga sen las veces que me hizo acompañarle para pinchar los neumáticos de los vecinos con quienes había tenido rencillas deberian haber sido argumentos suficientes para no acercarme a su casa ni por asomo pero supongo que sigo siendo ingenuo después de todo qué hijo dejaría morir a su padre en mitad de una erupción volcánica fue un sentimiento familiarmente tozudo el que sonaba en mi cabeza soy mejor que soy mejor que ese autoconvencimiento me puso en disposición de ignorar la petición de mi esposa y de mi hija para dejar que el abuelo se viniese abajo junto con su casa debía haberlas escuchado me habría ahorrado la discusión con el anciano impaciente por dejar este mundo a lomos de un puñado de residuos sólidos e inertes que antaño formaron su hogar el viejo seguían su actitud desafiante proclamando a grito vivo que me fuese con mi familia que me marchase como un cobarde a ponerme a salvo entre las faldas de mi mujer que le abandonase tal y como hice en el pasado para emprender mi propio camino y echar raíces lejos de allí en el aire el rencor era más espeso que la calima que se cernía sobre la localidad el cielo era ya de color naranja casi apocalíptico la sirena se oían por todas partes pareciendo complementar la sinfonía de rugidos tormentosos reflejados y proyectados por las paredes de la los edificios caos confusión temblores de tierra gritos de personas asustadas nada tenía sentido ni siquiera quedarme ahí para discutir con un arrogante y engreído anciano que si bien había vivido tiempos mejores estaba ante el ocaso de su prepotencia entonces hice lo único que parecía más contraproducente intentar ganar la batalla a la terquedad a rímel sillón orejero que quedaba libre y lo coloque en frente de mi padre me senté colocando una raída manta de lana sobre mis rodillas y miré fijamente a los ojos del vanidoso hombre que ahora peinaba canas le dije entonces morirás sepultado por escombros y cenizas lo último que verás será la mirada acusadora de tu hijo que te perseguirá durante toda la eternidad por no haber vencido tu propia obstinación asombrado observe cómo el labio inferior del arrugado vejestorio quería balbucear algún sucedáneo de replicar sus ojos se pusieron vidriosos por momentos pero debió de encontrar la cordura en algún rincón de su alma condenada para ponerse en pie su gesto era robusto enérgico y vigoroso por un segundo pensé que haría algún ademán por golpearme con el bastón para echarme de su decrépito domicilio cuando estaba a medio metro escaso de mi sillón me tendió la mano y sostuvo su mirada enloquecida de rabia y dolor al tiempo que la montaña exhaló un rugido desde las entrañas del suelo que hizo retumbar lo poco que quedaba bien