03. 1917 El Pistolerismo 26q1z

Durante los años de la Primera Guerra Mundial, España se convirtió en el campo de acción del espionaje francés, inglés y alemán, cual novela negra. Hasta Matajari anduvo por aquí.

Esos años fueron una vorágine de violencia y asesinatos de sindicalistas, patronos y policías.

La reciente Revolución rusa se unió a extender el clima revolucionario.

Los bandos de la Guerra Europea tenían sus apoyos en la prensa española. El espionaje de ambos bandos financiaba a la prensa simpatizante. El espionaje alemán estaba interesado en las huelgas para evitar los suministros a los aliados. Hubo asesinatos de industriales que fabricaban armas para Francia, se hundieron unos 70 barcos españoles por submarinos alemanes y hubo desembarcos clandestinos de explosivos para realizar atentados. Aparecieron grupos violentos por ambas partes, por la patronal y por los sindicatos.

La violencia de estos años se enmarca en el contexto de crisis del orden político. La alternancia durante la Restauración Borbónica, que va de 1876 a 1923, era un sistema ya agotado y además corrupto que impidió la modernización de las instituciones políticas. Con el auge económico de la Primera Guerra Mundial se pretendió una modernización de España, pero las oligarquías agrarias frenaron este proceso. El orden político estaba amenazado por el Movimiento Obrero, que va cogiendo fuerza en las ciudades y que intenta emular la Revolución Rusa.

Esta revolución es de febrero de 1917, que había derribado el zarismo y culmina en la Revolución de Octubre, cuando los bolcheviques acceden al poder. La burguesía frenó las reformas del Estado, como el reconocimiento de los derechos laborales y la negociación colectiva. El miedo a la Revolución Rusa los llevó a apoyar la violencia de las bandas paramilitares, como la creación de la Banda Negra, que ya veremos más adelante.

A principios de octubre de 1917 muere asesinado el empresario Joan Tapia por haber despedido a trabajadores de la CNT. Ese mismo año, un submarino alemán hundió el barco español Joaquín Munbrú, con la información facilitada por el jefe de policía Manuel Bravo Portillo.

Ese mismo año, 1917, tuvo lugar la huelga general revolucionaria. Esta huelga fracasó y dejó más de 100 muertos en toda España por la represión y cerca de 2.000 detenidos. Y en 1918 hay una huelga muy curiosa que vamos a relatar. Bueno, pues es una huelga de mujeres. Es un levantamiento popular exclusivamente femenino y espontáneo.

Es invierno y los comerciantes venden el carbón a un 30% más del precio que estaba estipulado. Lo mismo pasaba con otros productos básicos. Así que las mujeres hartas distribuyen por las calles papeles convocando a todas las mujeres a una manifestación ante el gobierno civil. Una comisión de cinco mujeres, liderada por Amalia Alegre, es recibida por el gobernador.

Pedían que los comerciantes respetaran los precios estipulados por la junta de subsistencia para los productos de consumo. Se producen disturbios frente a las carbonerías y concentraciones de mujeres que gritaban contra los acaparadores. Los sindicatos obreros acuden para respaldar a las mujeres pero son rechazados porque la protesta es únicamente de mujeres.

Además quieren que sigan trabajando. Aunque la policía acude a estas manifestaciones, ellas siguen gritando y los gritos son «tenemos hambre». Poco a poco se les van uniendo más mujeres Enseguida contaron con el apoyo y la simpatía de amplios sectores de la clase trabajadora, obreras de fábricas y estudiantes. Es una huelga sin dirigentes.

El 14 de enero había miles de mujeres en las calles, pasando por centros de trabajo, tiendas y fábricas e invitando a las mujeres a participar.