1x11 ❤️‍🩹 Responsabilidad afectiva: El arte de no dañar em5r

Te doy la bienvenida a Si yo te contara, un podcast sobre el papel de la mujer en la historia, con Susana Cristián.

Buenos días, buenas tardes o buenas noches, allá desde donde estés escuchando. Te doy la bienvenida a un capítulo más de Si yo te contara. En esta ocasión vengo a inaugurar una nueva sección dentro del podcast, en el que la idea es hablar de lo que no se habla y abrir unos cuantos melones, día de paso, como decimos aquí en España.

Y es que en esta ocasión me gustaría hablar de la responsabilidad afectiva, porque es un término que se está utilizando mucho en las redes sociales y también en los medios de comunicación, pero sabemos lo que significa y sobre todo lo que implica en la vida diaria. Bueno, si no tienes claro lo que significa, quédate, que hoy no solo aclararemos esta cuestión, sino que también reflexionaré contigo sobre ello. ¿Estás preparada? Muy bien, vamos allá.

Estamos experimentando muchos cambios tecnológicos en el mundo en este momento, muchas nuevas maneras de relacionarnos y de entender el mundo y a otras personas. Vivimos en la época de la fluidez, de las relaciones líquidas y del consumismo. Y si mezclamos todo esto, nos juntamos con un guiso interesante para digerir a nivel emocional, tanto que muy a menudo nos produce más indigestión y malestar que otra cosa. Así que vamos a aclarar algunos términos para poder entender qué estamos viviendo y, si nos es posible, entender el por qué y cómo nos afecta a nivel vincular. Porque soy de la creencia de que si entiendes algo, se vuelve más manejable a nivel mental.

Para comenzar, ¿qué es una relación líquida? Esto es un término que se ha escuchado mucho últimamente. Las relaciones líquidas son lo que comúnmente entendemos como relaciones superficiales en las que los individuos no profundizan demasiado ni tampoco se exponen. Podríamos decir que quedar con un grupo de personas a tomar unas cervezas y no hablar de nada sobre nuestras vidas es vincularse de manera líquida, ligera y liviana. No compartas con los demás cómo te va la vida ni cómo te sientes al respecto o, si lo haces, sobrevuelas los temas que más vulnerables te hacen sentir, evitando exponer demasiado tus inseguridades, tus complejos, tus miedos, tus zonas sensibles a nivel emocional, por decirlo así.

No compartas tus vulnerabilidades ni tus inquietudes. No te abres demasiado, vaya. Y quizá te preguntes, entonces, si no hablas de ti apenas, ¿preguntas al menos por cómo les va a los demás? Bueno, a veces sí, pero a veces ni eso. A veces el típico ¿qué tal estás? es un modo de iniciar una conversación, sí, pero la mayor parte de las veces, en este tipo de relaciones concretamente, en los que se busca superficialidad, la otra persona contesta con un todo bien, has visto la nueva serie de Netflix y desvía el tema a un tema pues menos íntimo que le haga sentir menos expuesto también.

Es como, en mi mente lo imagino así, es como intentar bailar con otra persona, intentar acercarte a otra persona mientras evitas que te toque y tocarla. Es como algo incómodo, algo tenso. Al menos mi mente lo interpreta así. Mi mente es curiosa, ya lo irás comprobando si me sigues, es muy visual. En resumen, la idea de las relaciones líquidas consiste en reunirte con otras personas para sentir que formas parte de algo más grande que tú, que no estás sola en el mundo, pero sin profundizar demasiado, sin darle mucho contenido.

Este tipo de relaciones también implica un cuidado muy superficial del otro, claro, y esto se traduce en que si necesitas ayuda real en algo más allá del momento de reunión y que lleve un coste pues emocional o práctico, pues muy probablemente en este tipo de relaciones no la vayas a encontrar. Aparecerán excusas más o menos diplomáticas y creíbles, pero no ayuda real y práctica. Así que si tienes que hacer una mudanza, en este grupo no te van a ayudar, lo siento.

Son vínculos cómodos de llevar porque no implican mayor responsabilidad que la del momento presente. Una responsabilidad que también es superficial, claro, y que conlleva básicamente mantener una conversación más o menos neutra, entretenida y amena. Ese es el pacto no hablado de este tipo de formas de reunión.