🔬Ep.4🧠📖Cerebro e intestinos sanos, bailes locos y fraudes científicos 2s63r

Muy buenas a todos y bienvenidos a un nuevo episodio de La Ciencia de Yaun Podcast.

Yo soy Amador.

Y yo soy Leire.

Hola, Amador.

¿Listo para otra dosis de ciencia, datos y, como siempre, alguna que otra sorpresa? ¡Siempre listo! Aunque te digo una cosa, después de preparar este episodio, me he puesto a hacer Sudokus y a leer como si mi cerebro dependiera de ello.

Pues no vas desencaminado, porque hoy vamos a hablar precisamente de eso.

Cómo la lectura y las matemáticas pueden ayudar a prevenir el envejecimiento cognitivo.

Así que si eres de los que dice, las mates no me sirven para nada, mejor quédate, porque tu cerebro podría opinar lo contrario.

Y no solo eso, también vamos a hablar de algo que nos afecta a todos, pero que muchas veces complicamos demasiado.

¿Cómo mantener un intestino sano? ¿Probióticos? ¿Dieta milagrosa? ¿Beber agua con limón en ayunas? Nada de eso.

La clave es más sencilla de lo que crees.

Además, tenemos novedades.

Hoy estrenamos una nueva sección llamada Curiosidades del Mundo, presentada por nuestra compañera María.

Y el tema de hoy es una locura.

Literalmente.

Sí, nos trae la historia de la coreomanía, también conocida como la enfermedad del baile.

Imagínate que un día sales a la calle y ves a cientos de personas bailando sin parar hasta caer rendidos.

No, no es una fiesta de música electrónica.

Es un fenómeno que ocurrió en la Europa medieval.

Y como ya es tradición, en nuestra sección Aprendamos de Nuestros Errores, Julio nos hablará de uno de los fraudes científicos más épicos de la historia.

El hombre de Piltdown.

Un cráneo falso que engañó a la comunidad científica durante más de 40 años.

Es decir, una fake news prehistórica.

Lo cual nos deja una gran lección.

Incluso la ciencia puede ser engañada, pero a diferencia de las conspiranoias de Internet, al final siempre se corrige y encuentra la verdad.

Exacto.

Porque de eso se trata la ciencia, de equivocarse, aprender y seguir avanzando.

No como algunos que insisten en que la Tierra es plana.

Así que ya lo sabéis.

Si queréis mantener el cerebro en forma, cuidar vuestro intestino y aprender de los errores del pasado, este episodio es para vosotros.

Empezamos.

Bienvenidos, bienvenidas y bienvenides.

Si crees que tu cerebro está condenado a apagarse como un viejo televisor de tubo con el tiempo, hoy tenemos noticias que te van a hacer pensar dos veces.

Exacto.

Porque resulta que el deterioro cognitivo no es inevitable.

Y no lo decimos nosotros, lo dice un estudio de Stanford que viene a desmontar esa creencia como quien tira un castillo de naipes.

O sea que en vez de resignarnos a olvidar dónde dejamos las llaves cada dos minutos, hay formas de mantener el cerebro afilado.

Y la clave no está en tratamientos carísimos o tecnología futurista, sino en cosas tan simples como leer y hacer matemáticas.

O sea que los profes de mates y lengua tenían razón todo este tiempo.

Sí.

Y si alguna vez te preguntaste para qué servía aprender a calcular descuentos en el súper, aquí tienes la respuesta.

Para que tu cerebro no se oxide con los años.

Vale, pero vamos con datos.

Este estudio no es una ocurrencia random.

Analizaron información del Programa para la Evaluación Internacional de Competencias de Adultos siguiendo a una población alemana durante más de tres años.

¿Y qué encontraron? Que las habilidades cognitivas en realidad mejoran hasta los 40 años.

Lo cual ya es bastante revolucionario porque ¿no nos habían dicho toda la vida que el cerebro empieza a decaer desde que cumples 30? Exacto.

Pero lo más interesante viene ahora.

Las personas que usaban regularmente habilidades matemáticas o de lectura no mostraron ningún declive significativo.

O sea que no hace falta hacer sudokus a lo loco ni aprenderse la tabla periódica de memoria.

Solo mantener el cerebro activo con cosas cotidianas.

Exactamente.

Leer correos electrónicos, calcular cuánto te va a costar esa oferta del 3x2, ayudar a los niños con los deberes de mates o simplemente llevar las cuentas del hogar.

Lo importante es la consistencia.

Y esto tiene implicaciones brutales para países con poblaciones envejecidas.

Claro.

Porque si conseguimos mantener a las personas cognitivamente activas por más tiempo no solo mejoramos su calidad de vida sino que también reducimos la presión sobre los sistemas nerviosos.